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Resumen

Sumario Resumen por capítulos de la Isla MIsteriosa en Español

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Este es un resumen del famoso libro de Julio Verne: La Isla Misteriosa. El tercer libro de la trilogía "Los hijos del Capitán Grant" y "Veinte mil leguas de viaje submarino". Este resumen está hecho por capítulos con la intención de mantener el mayor detalle y los eventos más importantes de e...

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  • 21 de junio de 2020
  • 15
  • 2019/2020
  • Resumen
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LA ISLA MISTERIOSA de Julio Verne


PRIMERA PARTE. LOS NÁUFRAGOS DEL AIRE

Durante la guerra de secesión de los Estados Unidos, en febrero de 1865, el general Grant intentó apoderarse de
Richmond, Virginia. Sin embargo, algunos de sus oficiales cayeron en poder enemigo y fueron internados en la
ciudad. Entre ellos Ciro Smith, de Massachussets, un ingeniero sabio cuyo papel estratégico era muy
considerable. De cuarenta y cinco años, esbelto, cabello corto y canoso, barba afeitada y espeso bigote.
También gozaba de una agudeza de espíritu. Considerado hombre de acción y pensamiento, dueño de sí mismo
y con gran fuerza de voluntad.

Ese mismo día otro personaje cayó en poder de los sudistas, el honorable Gedeón Spilett, un corresponsal del
New York Herald, encargado de seguir las peripecias de la guerra en medio de los ejércitos del Norte. Era un
admirable cronista, de los que no retrocede para obtener una información exacta y transmitirla a su periódico.
De cuarenta años, estatura alta, robusto, patillas pelirrojas y de mirada apacible.

Ciro Smith y Gedeón Spilett se conocieron en Richmond, simpatizaron, y pronto, surgió una unión entre ellos por
su deseo de fugarse del campamento, volver al ejército de Grant y combatir en sus filas por la unidad federal.

Los confederados también estaban encerrados en la ciudad, pues el ejército del Norte los rodeaba. El
gobernador de Richmond no podía comunicarse para pedir ayuda al general Lee. Entonces, Jonathan Forster, un
sudista, propuso elevarse en globo para atravesar las líneas sitiadoras y llegar al campo de los separatistas. Así
pues, el gobernador autorizó la tentativa y se fabricó un aerostato.

Ese día, Ciro Smith conoció en las calles al marino Pencroff, un norteamericano aventurero que había recorrido
todos los mares del globo, de carácter emprendedor y capaz. Pencroff había quedado varado en la ciudad junto
con Harbert Brown, el hijo y huérfano de su capitán, y a quien amaba como a su propio hijo. Conociendo la
reputación de Ciro, Pencroff no vaciló en proponer al ingeniero que escaparan por medio del globo.

A las diez de la noche, los cinco pasajeros se reunieron en la plaza cerca del globo. Desataron los saquitos de
lastre, y estando a punto de cortar el último cable que sostenía al globo en tierra, el perro del ingeniero, Top,
saltó a la barquilla.

Fue el día 23 de marzo de 1865, cuando el globo con una barquilla que contenía cinco pasajeros se vio envuelto
por una tromba sobre el vasto desierto del agua del Pacífico.

Los pasajeros no pudieron calcular la ruta recorrida desde su partida, pues alrededor de ellos todo era bruma.
Estuvieron volando alrededor de cinco días, cuando de pronto, pudieron divisar una isla a lo lejos y sus
esperanzas de renovaron. Sin vacilar, vaciaron todo lo posible de sus bolsillos para hacer que el globo se elevase
el mayor tiempo posible. Su última opción fue arrojar la barquilla misma, enredarse en la red y sostenerse en los
hilos de las mallas.

Llegó el momento en que el aerostato no pudo soportar más su peso, entonces se sumergieron en el mar y
fueron golpeados por las olas. La barquilla contenía cinco pasajeros y un perro, pero sólo cuatro fueron arrojados
a tierra. El ingeniero Ciro Smith había sido desviado por las olas. Sin embargo su fiel perro Top se lanzó a la mar
en su búsqueda.

Los cuatro pasajeros restantes, Nab, Pencroff, Gedeón y Harbert, estaban varados en un islote árido, y a lo lejos,
observaron otra tierra entre el islote y la costa. Con la esperanza de hallar allí al ingeniero, su leal sirviente, Nab,
arrebatado por la angustia, se lanzó por el canal que conectaba ambas tierras en busca de su amo. Los demás lo
siguieron.

Aquel litoral estaba compuesto de una playa de arena, negras rocas, estructuras graníticas y basálticas, mesetas
y diversas especies de animales, plantas y árboles. Pronto, fue necesario encontrar abrigo, fuego y alimento, por
lo que Pencroff y Harbert hallaron un conjunto de enormes rocas junto a la desembocadura de un río, a las que
bautizaron “las Chimeneas”, adoptando aquel lugar como su hogar provisional.

Pencroff y Harbert se encargaron de hacer las Chimeneas habitables e ir de cacería, mientras que Nab y Harbert
realizaban infructuosas búsquedas del ingeniero. En una noche tempestuosa, se esperaba a que Nab regresara
de buscar a Ciro Smith cuando escucharon ladridos fuera de las Chimeneas. ¡Era Top!.

Anonadados, los náufragos siguieron al perro con la ilusión de encontrar al ingeniero. Top los guió hasta dentro
de unas dunas de arena, donde Nab estaba arrodillado sobre el cuerpo tendido de Ciro. El ingeniero estaba vivo,
sin ningún rasguño pero debilitado por la falta de agua y comida. Entonces, Nab les relató cómo había seguido
unas huellas de humano en la arena hasta las dunas donde halló al ingeniero.

,Tras verificar que el ingeniero estaba consciente, Pencroff y Harbert construyeron una litera con madera para
transportarlo a las Chimeneas. Allí, le arreglaron una cama de algas, cenaron litodomos, moluscos y algas.
Mientras Ciro Smith convalecía cuestionaba a sus compañeros si la tierra donde estaban era una isla o
continente, y no habiendo satisfecho su curiosidad se decidió que pronto tendrían que ir a una montaña muy
elevada al oeste del litoral para averiguarlo.

Una vez repuestos, Ciro Smith y sus compañeros decidieron ascender hacia el cono más alto. A lo largo del
camino pudieron observar que el terreno era volcánico, con bloques graníticos, basaltos, piedras pómez,
obsidianas y abundantes coníferas. En su ascenso hacia una meseta divisaron matorrales, parejas de gallinas,
gamuzas, cabras monteses y carneros. Finalmente llegaron a la meseta cuando empezaba a obscurecer y
organizaron un campamento.

Tras explorar sus alrededores, Ciro Smith y Harbert encontraron una profunda cavidad en las paredes del cono,
era la boca de un cráter. El volcán estaba apagado. Las lavas endurecidas y las escorias formaban una especie
de escalera natural que permitió ascender al ingeniero y al joven hasta la cima del cono, donde Ciro pudo
confirmar que se encontraban en una isla.

Al día siguiente, Ciro y sus compañeros se dirigieron a la cima de la montaña para anotar todas sus
observaciones. Gedeón Spilett, por indicación del ingeniero, dibujó los contornos de la isla, la cual tenía la forma
de un animal fantástico y monstruoso. El corresponsal hizo planos de la configuración del relieve, de su
extensión, su hidrografía y orografía, de la disposición de los bosques y de las llanuras.

Así, los náufragos se nombraron así mismos colonos, y bautizaron varias partes de la isla como: La “Montaña
Franklin”, la “Bahía de la Unión”, la “Bahía de Washington”, el “Lago Grant”, la “Península Serpentina”, el
“Promontorio del Reptil”, el cual parecía una cola curvada en la que terminaba la isla, el “Golfo de Tiburón”, que
parecía una mandíbula abierta, los “Cabos de la Mandíbula”, el “Río de la Merced”, cerca de las Chimeneas, el
“Islote de la Salvación”, al cual fueron arrojados por el mar, la “Meseta de la Gran Vista”, la masa impenetrable
de bosques como “Far-West”, y a la misma isla como “Isla Lincoln”.

De vuelta a las Chimeneas el ingeniero les mostró los minerales que recogió en el camino: hierro, pirita, arcilla,
cal y carbón. Entonces, se construyeron un horno con arcilla y ladrillos para asar los alimentos. También
fabricaron arcos y fechas. Una vez construido el horno los colonos hicieron utensilios como vajillas, tazas,
cántaros, y Pencroff hizo una pipa.

En cuanto a la ubicación de la isla, a falta de un sextante, el ingeniero fabricó un instrumento con dos ramas
usadas como reglas, y en la meseta de la Gran Vista, colocó una rama apuntando sobre el horizonte del mar y la
otra sobre la estrella Alfa, base de la Cruz del Sur del polo austral, obteniendo así el ángulo y por lo tanto, la
latitud de la isla.

A la mañana siguiente se midió la altura del nivel del mar, para ello Ciro Smith y Harbert se dirigieron a la playa
con un palo de doce pies y una piedra atada a un extremo de una hebra, funcionando como plomada. A una
distancia horizontal de quinientos pies de la muralla de granito que se levantaba perpendicularmente, se clavó el
palo en la arena y se puso perpendicular al plano del horizonte.

El ingeniero explicó a Harbert cómo obtener la altura de la muralla por medio de triángulos rectángulos
semejantes. De esta manera, reduciendo al nivel del mar la altura de la meseta sobre la cual se había hecho la
medición de la latitud el día anterior, el resultado final fue de 37 grados entre el paralelo 35 y 40. Esta latitud
ponía a la isla entre Nueva Zelanda al Oeste, y a la costa de Chile al Este, con una distancia de seis mil millas
entre ellas.

Para obtener la longitud de la isla los colonos se acercaron a las dunas. A la orilla de la playa se plantó una vara
inclinada hacia el sur del lado opuesto del sol. Al mediodía, en el momento en que el sol pasara por el meridiano,
se valdría de la sombra proyectada sobre la arena por la vara plantada y se haría la medición. El momento en
que la sombra llegase al mínimo de su longitud, sería el mediodía preciso y bastaría seguir el extremo de la
sombra para observar cómo se prolonga.

Con el cronómetro en mano, Ciro marcó la hora cuando la sombra llegó al mínimo de longitud y la comparó con
la del reloj de Spilett, el cual conservaba la hora de Washington con cinco horas de diferencia. Como Ciro
explicó, el sol recorre 15 grados por hora, así que, tomando como referencia la longitud de Washington, la de la
isla resultó a los 152 grados Oeste.

Por lo que la isla Lincoln se situaba entre el grado 35 y 37 del paralelo y el 150 y 155 meridiano oeste del de
Greenwich. Los cálculos la situaban a 1200 millas de Tahití y de las islas del archipiélago de Pomotu, a más de
1800 millas de Nueva Zelanda y a más de 4500 millas de la costa americana.

, Los colonos decidieron explorar y operar los yacimientos de hierro y carbón de la isla para hacer herramientas.
Para ello cazaron focas del islote de la Salvación e hicieron fuelles de fragua para tratar los minerales. Utilizaron
el método catalán, en donde se formó una masa cúbica de hierro y carbón de capas alternadas. Y con mucho
esfuerzo, lo colonos lograron forjar varios instrumentos de hierro y acero como pinzas, picos, martillos, clavos,
palas, azadones, etc.

Para el 6 de mayo los colonos decidieron tomar precauciones para pasar el invierno. Ciro Smith quería
restablecerse en una vivienda más segura y que fuera construida por la naturaleza cerca de un río. Por lo que los
colonos se encaminaron a la embocadura del Arroyo Rojo buscando un desagüe, pues si éste se verificaba a
través del muro de granito, sería posible encontrar alguna cavidad habitable después de haber desviado el curso
de las aguas.

Los colonos llegaban cerca del Lago Grant, cuando de pronto Top se precipitó al agua atraído por un objeto
enorme. Entonces, una cabeza enorme salió a la superficie, un dugongo, parecido a un manatí. Tras una ardua
lucha, Top reapareció lanzado al aire por una fuerza desconocida, cayó al agua y pronto llegó a la orilla. Sin
duda, el dugongo combatía con otro enemigo y pronto encalló muerto a la playa, con una herida en el cuello que
parecía hecha con una hoja cortante.

A la mañana siguiente, Ciro Smith y Gedeón Spilett subieron a la meseta de la Gran Vista. Ambos llegaron a la
playa buscando al dugongo muerto, con el fin de utilizar su carne como alimento y conservar su grasa para las
necesidades de la colonia. Ciro estaba intrigado por saber qué monstruo pudo haber matado al animal.

Llegando a la punta del lago encontraron una corriente y una depresión. Allí estaba el desagüe. Según el
ingeniero, debía existir una cavidad en la masa de granito que sostuviera la meseta de la Gran Vista, y era
preciso penetrar hasta ella, poner al descubierto una abertura por donde se precipitaran las aguas, y por
consiguiente bajar su nivel facilitándole una salida más extensa. De aquí la necesidad de fabricar una sustancia
explosiva, abrir el vientre del granito y crear una cascada.

Ciro necesitaba el azoato de potasa o salitre para fabricar el explosivo. Para ello, se transportaron piritas
esquistosas a las Chimeneas, compuestas principalmente de carbón, sílice, alumbre y sulfuro de hierro.
Entonces, se aisló el sulfuro de hierro y se transformó en sulfato para extraer el ácido sulfúrico, éste atacó el
salitre y se produjo el azotico por destilación. Después, éste se puso en contacto con la glicerina y se obtuvo un
líquido amarillo u aceitoso: nitroglicerina. Tal producto haría estallar el muro de granito.

Al día siguiente, el 21 de mayo, los colonos se trasladaron a una punta que formaba la orilla oriental del lago
Grant. En aquel sitio, la meseta formaba el dique de las aguas contenidas por su muro de granito. Si se rompía
aquel dique las aguas escaparían por la abertura, formarían un arroyo, y se pondría al descubierto el orificio del
desagüe. Y así fue, los colonos hicieron que el dique de granito explotara, y en él se formó un ancho boquete.

Al llegar a la meseta de la Gran Vista se dirigieron a la punta del lago para ver el orificio del desagüe
descubierto. Exploraron el boquete y pudieron distinguir en las paredes huellas de un trabajo eruptivo. Entonces,
bajaron un centenar de pies siguiendo una senda sinuosa. De pronto, Top se les adelantó y soltó fuertes ladridos
desde un corredor que terminaba en una vasta y magnífica caverna vacía. A la luz de las antorchas apareció la
boca de un pozo de 90 pies de profundidad.

Los colonos adoptaron ese sitio como su nueva vivienda, la cual seria facil dividir en habitaciones por medio de
tabiques de ladrillo, ponerle iluminación y accesos. Hicieron una abertura, que estaba a unos 80 pies del suelo, y
frente a la cual se extendía la playa. Los colonos estaban estupefactos de admiración, era su palacio
maravilloso, “El palacio de granito”.

Al día siguiente comenzaron los arreglos de la nueva morada. Se deseaba obstruir la entrada del desaguadero, y
en su lugar, entrar por una escalera exterior de cuerda. Sin embargo, Ciro Smith pensaba instalar un ascensor
hidráulico para evitarse la fatiga de subir por la escalera.

La fachada del Palacio de Granito sería iluminada por cinco dormitorios y ventanas con vista al mar, una puerta
de donde arrancaría la escalera, una cocina, un comedor, un salón, un cuarto de huéspedes y un almacén para
utensilios, provisiones y reservas, además de una chimenea para los días de invierno.

La estación de invierno comenzó con el mes de junio, que corresponde al mes de diciembre en la estación
boreal. Durante ese mes Pencroff cazó focas para hacer bujías esteáricas. Asimismo, debido al nuevo
desaguadero era necesaria la construcción de dos puentes, uno sobre la meseta de la Gran Vista y el otro sobre
la misma playa. Además, Harbert encontró en el forro de su chaleco un grano de trigo, el cual Ciro lo observó en
buen estado, y decidió que se haría con él una cosecha que produciría millones de granos.

Pronto, toda la isla se cubrió bajo una sábana blanca de nieve, así que los colonos se encerraron en el Palacio de
Granito. En su tiempo de ocio, trabajaban en el arreglo de la casa, y Ciro Smith instruía a sus compañeros en
todo y les explicaba las aplicaciones prácticas de la ciencia. Además, de vez en cuando, el ingeniero observaba

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