COMENTARIO DE PEDRO GARCÍA CABRERA – UN DÍA HABRÁ UNA ISLA
El texto que se nos presenta se corresponde con el género literario de la lírica. Pertenece a la obra “Las islas
en las que vivo” publicada en 1971 y cuyo autor es Pedro García Cabrera, nacido en Vallehermoso, La
Gomera, el 19 de agosto de 1905 y que falleció el 20 de marzo de 1981 en Santa Cruz de Tenerife.
Pedro García Cabrera, poeta y periodista relevante del siglo XX, se enmarca en la Generación del 27 y la lírica
de posguerra española. Es un autor muy comprometido con sus ideas políticas socialistas que toma como
temas principales en sus obras el amor, amistad, solidaridad, libertad y universalidad. Vivía en una época de
represión por la situación de la posguerra y la dictadura franquista. Por ello, nos encontramos con un autor
que se transforma y, con él, su obra, acercándose a distintas tendencias como el surrealismo, además, adopta
ciertas pinceladas de otros autores como García Lorca, Juan Ramón Jiménez o Rafael Alberti.
Esta obra fue escrita durante la segunda etapa del autor, la lírica de posguerra, más específicamente durante
los años 50. Esta etapa consta de poemas de temática social y está relacionada con otros autores
peninsulares como Gabriel Celaya y Pedro Lezcano y otros autores canarios como Blas de Otero. Este autor
liga ciertos temas de la obra con la situación que se estaba viviendo en España debido a la dictadura
encabezada por Franco, ya que expresa la libertad como un sueño al que este pretende llegar.
En cuanto al tema principal del poema, es el deseo de libertad que presenta el autor, como justifiqué
anteriormente, y el cual podemos ver reflejado en versos como “un día habrá una isla, que no sea silencio
amordazado”, haciendo referencia a la falta de libertad y al deseo que tiene por alcanzarla. Junto con la
libertad, debemos destacar la necesidad de esperanza que muestra el autor en versos como “horizontes y
manos de esperanza” los cuales representan el mar que rodea las islas y que él ve como la puerta
esperanzadora para alcanzar esa libertad. Finalmente, deberíamos tener en cuenta el sentimiento de
limitación y el deseo de huir que muestra el autor en versos como “que me entierren en ella”, “donde mi
libertad dé sus rumores”, en dicho verso el autor refleja el deseo de huir para poder contemplar dicha
libertad.
Además, debemos destacar el tema de la isla, el cuál está presente durante toda la obra y actúa con un doble
sentido. Por un lado, representa el lugar natural en el que viven los isleños, y por otro, el sentimiento de
soledad y aislamiento experimentado por el hombre moderno. También debemos destacar la forma en la que
el autor defiende que el sentimiento de soledad del individuo sólo puede compartirse con aquellos que han
sufrido la furia del odio o de la guerra.
Estos temas hacen que sea directamente relacionado con la poesía de los 50. El autor se siente atrapado en
una isla de la que no puede escapar, con un sentimiento de esperanza de que algún día su situación cambie y
haya gente con él que haya sufrido y entienda su dolor.
En cuanto a la estructura externa del poema, estamos frente a una silva, métrica formada por versos
heptasílabos y endecasílabos con rima consonante y con rima asonante en algunos versos de manera i-a.
Existen algunos versos sin rima a modo de versos libres.
En lo que a estructura interna se refiere, el poema se divide en varias partes, podemos diferenciar en los
versos del 1 al 5 la manifestación del anhelo y certeza del autor, de que en un futuro habrá una isla libre en la
que disfrutará de su libertad junto a todos y donde desea ser enterrado, “un día habrá una isla…”. En la
segunda parte, versos desde el 6 hasta el 13, muestra su vertiente solidaria, pues ansía compartir dicha
libertad con el resto de seres humanos. Finalmente, en la tercera, desde el verso 14 hasta el final, vuelve a
reiterar su deseo de libertad compartida, aludida metafóricamente con la expresión “la alegría del mar”, de