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RESUMEN COMPLETO DE
Belloch,
Teorioas psicologicas y biologicas de
la depresión
Examen de PSICOPATOLOGIA D’ADULTS
(Universitat Autònoma de Barcelona)
AÑO ACADÉMICO 2020-2021
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TEORIAS PSICODINÁMICAS DE LOS TRASTORNOS DEPRESIVOS:
Karl Abraham (1911, 1924) fue el primero en articular una teoría psicodinámica sobre
la depresión, influido por la teoría freudiana del desarrollo psicosexual y por su propia
experiencia clínica, en la que apareció, primero, que existía una fuerte relación entre
depresión y obsesión (fundamentada, según Abraham, en la profunda ambivalencia
amor-odio que se da en ambos trastornos); segundo, que el comienzo de una
depresión frecuentemente estaba asociado al sufrimiento de un desengaño amoroso;
y tercero que muchos depresivos recurrían a la ingesta de líquidos o alimentos para
evitar o superar la depresión. Freud, diferencio las reacciones depresivas normales
(“melancolía”) de aquellas reacciones depresivas debidas a la pérdida de un ser
querido (“duelo”). A diferencia del duelo, la melancolía se caracterizaría además por
una disminución de la autoestima, dando lugar a excesivos autorreproches y a
expectativas irracionales de castigo inminente, y también se caracteriza por la vaga
noción que tiene el melancólico de la naturaleza de su perdida, siendo incapaz de
reconocer la causa de su tristeza. Freud en sus últimos escritos interpretaba la
depresión sencillamente como la existencia de un superyó excesivamente exigente, es
decir, de un excesivo sentido del deber y la obligación que crea una gran cantidad de
sentimientos de culpa.
En líneas generales, las teorías psicoanalíticas más recientes afirman que las personas
depresivas serian aquellas que, desde pequeñas y debido a la pérdida de un “objeto”
amado por separación, muerte o rechazo, se han vuelto muy sensibles a la sensación
de abandono o perdida, sea real o imaginaria. Esas pérdidas tempranas han hecho que
su autoestima, su autovaloración, dependa excesivamente de la aprobación y el afecto
de los demás, de tal modo que se ven incapaces de superar la frustración cuando por
cualquier circunstancia son rechazados, criticados o abandonados.
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Los procesos de introyección de representaciones objetales requieren la presencia de
estructuras intrapsíquicas relativamente bien desarrolladas y, consecuentemente, los
teóricos psicodinámicos más tradicionales piensan que la depresión no es un
fenómeno que aparezca en niños pequeños (lo cual, por otro lado, ha sido
repetidamente desmentido por los estudios, de forma que a partir de 1970 la
aceptación de la depresión infantil como concepto científico es unánime). Esta teoría
también se enfrentaba a problemas muchos más serios de irrefutabilidad y, por tanto,
de imposibilidad de la propia comprobación empírica. Diferentes teóricos
psicodinámicos como Blatt (1974), Bowly (1980) y Arieti y Bemporad (1980), han
postulado la existencia de al menos dos tipos diferentes de depresión. Los individuos
que experimentan el primer tipo de depresión, conocida como anaclítica, dominada
por el otro o dependiente, están fundamentalmente preocupados por las relaciones
interpersonales, mostrando una excesiva dependencia de ellas, y manifiestan una
sintomatología caracterizada por los sentimientos de soledad, indefensión, abandono,
perdida y falta de amor. Las personas que experimentan el segundo tipo de depresión,
denominada introyectiva, dominada por las metas o autocritica, están principalmente
preocupadas por cuestiones de logro, autodefinición, autovalia, se autocritican
excesivamente y manifiestan una gran cantidad de sentimientos de culpa, de fracaso e
inutilidad. Como se verá más adelante, ambos tipos de depresión también han sido
postulados en las teorías cognitivas, especialmente en la de Beck. Todos ellos
coinciden a nivel descriptivo en diferenciar esos dos tipos de depresión. Es más, todos
ellos asumen que tales diferencias están basadas en los distintos tipos de experiencias
vitales que, bien como causas próximas o como causas distantes (más remotas en el
tiempo), han conducido a los individuos a su estado depresivo: en el primer caso,
conflictos en las relaciones interpersonales, en el segundo, sucesos que han
amenazado su autoestima. Asimismo, todos estos autores coinciden en señalar ciertos
patrones de pensamiento e interpretación de los acontecimientos, ciertas “estructuras
cognitivo-afectivas”, que influyen en el desarrollo de la personalidad y son
instrumentales en causar y mantener la depresión.
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TEORIAS CONDUCTUALES DE LOS TRASTORNOS DEPRESIVOS:
Las teorías conductuales enfatizan la idea original de Skinner (1953) de que la principal
característica de la depresión es una reducción generalizada en la frecuencia de las
conductas. Charles Ferster (1965, 1973) fue uno de los primeros psicólogos que
estudió el fenómeno depresivo dentro de un marco clínico/experimental, y todos los
enfoques conductuales parten invariablemente de sus trabajos. Según Ferster, la
principal característica de la depresión es la reducida frecuencia de conductas
reforzadas positivamente que sirven para controlar el medio, mientras que por el
contrario se produce un exceso de conductas de evitación o escape ante estímulos
aversivos. Todo proceso que explique estos cambios en la frecuencia conductual
podría constituir una causa contribuyente distante de la depresión. En concreto,
Fernster señala los siguientes 4 procesos que, aislados o en combinación, podrían
explicar la patología depresiva:
• Cambios inesperados, súbitos y rápidos en el medio que supongan pérdidas de
fuentes de refuerzo o de estímulos discriminativos importantes para el
individuo.
• Programas de refuerzo de gran coste, que requieren grandes cambios de
conducta para producir consecuencias en el medio. Por ejemplo, las personas
que estudian una oposición tienen que dedicarle muchas horas y esfuerzo a
estudiar durante periodos de tiempo muy largos sin ninguna indicación de éxito
o refuerzo antes del día del examen, esto puede producir abulia en el opositor
el cual es incapaz de volver a estudiar si suspende.
• Imposibilidad de desarrollar repertorios conductuales debido al surgimiento de
espirales patológicas en las que una baja tasa de refuerzos positivos provoca
una reducción de conductas, lo que supone a su vez una mala adaptación al
medio y, por ende, un menor número de refuerzos positivos que a su vez
produciría una nueva reducción conductual. Por ejemplo, es frecuente la
aparición de estados depresivos asociados a la falta de refuerzo social entre los
estudiantes que se encuentran en países extranjeros. Estos estudiantes tienen
que hacer frente, para poder establecer relaciones personales, al choque
cultural producto de un idioma y una cultura diferente.