El texto propuesto pertenece a la obra Crítica de la Razón Pura de Immanuel Kant, autor
del siglo XVIII.
Razón solo hay una, sin embargo esta goza de dos usos: uno teórico, enfocado a la
obtención de conocimiento científico (sintético a priori) y otro práctico, con el objeto de
determinar la forma de actuar del hombre.
En este fragmento nuestro autor habla de los límites de la razón teórica-especulativa. Tal y
como Kant había establecido en su criterio de certeza tan solo podremos obtener
conocimiento verdadero si aplicamos las categorías del entendimiento para conocer los
fenómenos que se dan en la experiencia. Por ello, la razón teórica se reduce al saber
referente al ámbito sensible, no siendo capaz por tanto de conseguir verdadero
conocimiento si no se aplica las formas a priori del entendimiento a los fenómenos que se
dan en el espacio y/o tiempo (“..., después de haber sido negado a la razón
especulativa todo avance en el terreno suprasensible, …”). Los hombres tan sólo
poseemos intuición sensible por lo que no podemos conocer el noúmeno (la cosa en sí, que
no se da en el espacio y ni en el tiempo, intuición inteligible) a través de conocimiento
teórico.
Sin embargo, podemos intentar utilizar la razón práctica para encontrar algún tipo de juicio
a priori más allá de lo sensible, tal y como pretende hacer la metafísica. Para ello, la razón
aplica las formas a priori del entendimiento para conocer lo incondicionado, lo que no se da
en el espacio y tiempo; por lo menos, desde un punto de vista, como dice él, práctico, es
decir, para encontrar postulados (“Nos queda aún por intentar, (...), si no se encuentran
datos en su conocimiento práctico para determinar aquel concepto racional y
trascendente de lo incondicionado y sobrepasar, de ese modo, según el deseo de la
metafísica, los límites de toda experiencia posible con nuestro conocimiento a priori,
aunque sólo desde un punto de vista práctico.”). Esta idea (las limitaciones de la razón
teórica) es la principal, que aparece ya desde un primer momento. Por tanto, la estructura
es deductiva.
Cabe mencionar varias ideas secundarias fundamentales en la filosofía de Kant. Según el
criterio de certeza, si se aplican los conceptos del entendimiento para conocer algún
elemento que no se manifieste en la experiencia no podemos obtener conocimiento
verdadero, científico, universal o necesario. Por ello, el saber que se obtiene a raíz de
emplear las categorías para conocer el noúmeno no es verdadero, simplemente es
pensamiento (“Con este procedimiento la razón especulativa siempre nos ha dejado,
al menos, sitio para tal ampliación, aunque tuviera que ser vacío”). Sin embargo,
aunque no se obtenga conocimiento científico, crear tales razonamientos es un proceso
natural e inevitable de la razón, esta siempre tiende a lo incondicionado, recurrirá a los
conceptos del entendimiento para conocer ámbito suprasensible (“Tenemos, pues,
libertad para llenarlo. Estamos incluso invitados por la razón a hacerlo, si podemos,
con sus datos prácticos”).
Como fruto de esta conclusión nace uno de los tópicos más discutidos entre la comunidad
de filósofos. Ante la cuestión de si la metafísica es o debería ser una ciencia Kant responde
con un rotundo no. Cuando se practica la filosofía no se está utilizando conocimiento a priori
para conocer los fenómenos que se dan en el espacio y tiempo, por lo que no se podría
conseguir conocimiento teórico. No obstante, dice Kant, este hecho no debilita a la
metafísica, al contrario; constituye un puente para entender cómo debe actuar el ser
humano. Nos permite llegar a los postulados (conceptos indemostrables pero que debemos