1. Cuatro cuestiones previas sobre la comunicación humana
- Un acto comunicativo humano es como un yacimiento, con señales de distinta
antigüedad evolutiva.
- La comunicación humana es singularmente expresiva.
- La comunicación humana retiene en buena medida el carácter social y emotivo,
y no referencial, de la comunicación entre mamíferos.
- Los actos comunicativos humanos son intuitivos, no actos conscientes; en ellos
interviene la conducta refleja y la experta, no la consciente.
Conceptos: señal, expresividad, referencialidad, acto intuitivo.
En un primer momento, es importante señalar términos como ostensivamente, referente
a la intención del emisor ante un acto comunicativo y la deducción que lleva el receptor
de ello. Por otra parte, al referirnos al valor semántico de un enunciado nos referimos a
las palabras del mismo, es decir, su significado. Finalmente, las proposiciones son
aquellos valores en sí mismos, es decir, que pueda tratarse de algo verdadero o algo
falso.
También es importante destacar la diferencia entre la comunicación directa, aquella
verbal o no verbal, y la comunicación diferida que hace referencia a aquello que se
encuentra escrito.
1.1. Yacimiento
Nuestra especie es resultado de un largo proceso evolutivo donde cualquier cambio que
se produzca conduce a un estado en el que perviven estructuras anteriores, siendo así
que hay que nosotros manifestaciones relacionadas con distintos momentos evolutivos.
Los seres humanos nos caracterizamos por llevar a cabo en la comunicación señales
novedosas, como puede tratarse de la comunicación ostensiva, pero además de poseer
ciertas facetas de la comunicación diferentes, también contamos con otras similares a
las de otros animales, como puede tratarse por ejemplo de los primates, las llamadas
conductas comunicativas previas humanas.
Esto quiere decir que los seres humanos contamos con señales comunicativas de
distintos estratos de evolución, siendo algunas más recientes y otras más antiguas.
1.2. Expresividad
Nos referimos a este término en un sentido técnico, haciendo referencia al número de
señales diferenciales, como por ejemplo ocurre con el dado, siendo este más expresivo
que una moneda. En el caso de los seres humanos, nosotros somos capaces de llevar a
cabo la diferenciación y el envío de muchas de ellas.
La señal es un hecho físico que se propaga
Todas nuestras señales tienen su origen en el movimiento y los movimientos se originan
en el área motora primaria, siendo llamativamente grande el tejido cerebral encargado
del control de los movimientos faciales. Es importante destacar el hecho de que tener
muchos recursos para diferenciar señales indica que intervienen en conductas
ventajosas. Por lo tanto, cuanto mayor es el tejido mayor es la diferenciación facial o los
gestos que llevamos a cabo.
En cambio, y relacionado con ello, a nosotros la inexpresividad nos puede llegar a
resultar perturbadora e incluso escalofriante.
Nos encontramos continuamente mandando señales, tanto recientes como antiguas, pero
una de las cosas que caracteriza a los seres humanos y nos diferencia hasta cierta
medida de los animales, es el carácter referencial que estas poseen. Las señales de los
animales se basan exclusivamente en el posicionamiento social, en el aceptar o rechazar
algo, pero nunca llegan a hacer referencia a algo, algo que en los seres humanos si
ocurre. Al hablar de referencialidad nos referimos a la cualidad de las señales que
,sustituye a algo que está fuera de ellas. Nuestro lenguaje es referencial pero la mayoría
de nuestras señales no son referenciales.
Además de este carácter referencial, que podemos clasificar como un tipo de señal
comunicativa reciente, también contamos, al igual que los animales, con otro tipo de
señales no referenciales y que producimos como señalización de nuestro
posicionamiento social, siendo que incluso el lenguaje verbal conserva esta condición.
Por tanto, es importante señalar que muchas de las señales que podemos llegar a emitir
son de contenido socioemocional y que, por tanto, contamos tanto con señales
compartidas con otras especies animales (comportamiento social) como con otras
exclusivas de nuestra especie (referenciales).
1.3. Comunicación no referencial
Ante una comunicación no referencial llevamos a cabo la manifestación de aquello a lo
que estamos sensibilizados, siendo que esta se encarga de anunciar qué conducta es
esperable o deseada. La comunicación no verbal es una comunicación emocional y
social, no característicamente referencial. Con este tipo de señales llevamos a cabo
conductas propias de los animales, aunque también llevemos a cabo otras
exclusivamente humanas. Podemos llegar a distinguir entre tres niveles de conducta:
1. Consciente: Es la más inteligente de las conductas y la única de ellas que no
interviene en la comunicación.
2. Refleja: Se caracteriza por ser estereotipada, rápida y automática, es decir,
intuitiva.
3. Experta: Es similar a la refleja, siendo que se diferencia de esta en el hecho de
que, aunque sea automática no se encuentra desmotivada, sino que se encuentra ligada
hasta cierto punto a los intereses, motivaciones o expectativas.
2. Lenguaje y comunicación, cuestiones previas
- Sólo a veces usamos el lenguaje para comunicarnos.
- Nos comunicamos muchas veces sin lenguaje.
- Lenguaje y comunicación son efecto de procesos evolutivos diferentes.
2.1. Lenguaje y comunicación. El lenguaje. Tres singularidades:
En lo referente al lenguaje existen dos singularidades relacionadas con su composición:
por una parte, encontramos los símbolos o palabras que utilizamos, y la Gramática o
actividad computacional. Además de esto, existe lo que conocemos como el uso del
lenguaje o la Teoría de la mente, relacionado con la manera que tenemos de relacionar
los diferentes elementos para dar lugar a un número infinito de enunciados.
2.2. Estructura del lenguaje
Singularidad: carácter simbólico
Podemos llegar a distinguir entre tres tipos de señales, ya que las señales son siempre
portadoras de cierta información y dependiendo de su relación entre la expresión y el
sentido podemos distinguir entre:
1. Iconos: Estos tienen que parecerse sensorialmente a algo, guardando así una
relación de semejanza con su significado, como por ejemplo, el gesto de los niños
cuando tienen sueño.
2. Índices: Guardan una relación de contigüidad, siendo que la señal y el dato
forman un todo al ser una relación de causa-efecto la mayor parte de las veces. Un
ejemplo de ello serían los impactos de bala como señal de un tiroteo. Los índices son
mayoritariamente inconscientes, guardando cierta relación con la palabra síntoma.
, 3. Símbolos: Lo que guardan de especial con respecto a los anteriores tipos de
señales es que la señal se asocia con el dato únicamente por convención.
Hablamos de índice ‘’impostado’’ cuando nos referimos a aquella señal que nosotros
relacionamos inconscientemente con una expresión, aunque esta no sea adecuada, como
por ejemplo ocurre con el símbolo nazi, el cual rápidamente asociamos con el nazismo y
no con la cultura hindú de donde se señala su procedencia.
2.3. Singularidades
Lo más importante que debemos retener del carácter simbólico de las señales
lingüísticas es la flexibilidad en la emisión y recepción de estas señales y su carácter
referencial.
Singularidad: símbolos (léxico)
- Referencialidad
La primera singularidad del lenguaje son los símbolos, los cuales se caracterizan por
tener ese carácter referencial mencionado anteriormente. La referencialidad de los
símbolos es la característica por la que los símbolos primariamente se ponen en relación
con hechos, objetos o propiedades extralingüística; esto es, su carácter natural de
sustitutos de cosas o situaciones.
Esta es una característica que nos diferencia de otras señales, muy habituales entre los
mamíferos, cuya emisión es sólo un posicionamiento social, es decir, una indicación de
la conducta social esperable del sujeto o de la que él espera del receptor.
La comunicación no es referencial ya que no se refiere a cosas, sino que se trata de una
sensibilidad y una habituación. Nosotros manifestamos a que estamos sensibilizados y
habituados ante las señales no referenciales, y quien las emite espera que del receptor de
estas señales una conducta inmediata esperable o deseada, es decir, juega con
expectativas de conducta, lo que nos permite saber que hay más información.
- Flexibilidad y control voluntario
La flexibilidad en la emisión supone un control voluntario de la emisión. No se emiten
los símbolos lingüísticos (palabras) como una respuesta rígida a un estímulo
desencadenante.
Los símbolos al funcionar ante una relación de convención llegan a afectar en una gran
medida a nuestra conducta: nos hacen concebir datos sin conducta asociada a diferencia
de la forma de actuar ante un peligro de los australopitecos; nos hacen llevar a cabo una
representación mental sin conducta, como por ejemplo el hecho de que el profesor grite
fuego en una clase y nadie haga nada. Por lo tanto, los símbolos pueden llegar a trabajar
con datos sin que haya conducta social, pero también se puede crear una
experimentación de datos ausente, por ejemplo, creando una reacción de la gente
ondeando una bandera.
Es decir, los australopitecos presentan una rigidez (conducta refleja) ante las señales que
reciben y envían cuando están frente a una amenaza, en cambio, nuestro lenguaje se
caracteriza por su flexibilidad, siendo que podemos decidir provocando una conducta
adecuada a la señal que comunicamos. Con los símbolos nuestra mente provoca
conductas de cosas que no están pasando y por el contrario no crear reacciones en otras
que si, siendo así que los símbolos afectan mucho a la conducta humana e incluso
pueden llegar a utilizarse fraudulentamente.
Por tanto, la flexibilidad en la recepción se refiere al hecho de que la recepción de los
símbolos no provoca una respuesta conductual rígida. No hay una conducta inevitable
que realizar cuando se oye cada una de las palabras que usamos.