Tema 6: Planificación y
control
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
LA FUNCIÓN DE PLANIFICACIÓN
¿POR QUÉ ES NECESARIO PLANIFICAR?
- En primer lugar, planificar implica tomar decisiones por anticipado con respecto a
qué objetivos se quieren lograr en el futuro. Decidir significa elegir entre distintas
alternativas, en este caso, elegir entre distintas opciones en relación con el futuro al
que se aspira.
- En segundo lugar, cada objetivo puede ser logrado mediante un variado abanico de
planes alternativos. La empresa, como cualquier sistema abierto, goza de la
propiedad de la equifinalidad, es decir, puede lograr el mismo objetivo mediante
distintas alternativas.
- En tercer lugar, una vez que se ha decidido hacia dónde una quiere dirigirse y cuál
será el camino, lo más frecuente es que se necesite contar con un equipo de
personas para conseguirlo. A veces serán solo diez y a veces quinientas o cinco mil
personas, pero, en todos los casos, las organizaciones existen porque se precisa la
contribución de muchas personas para alcanzar unos objetivos determinados.
EL CONCEPTO DE PLANIFICACIÓN: CARACTERÍSTICAS
La planificación es el proceso administrativo de toma de decisiones mediante el que se
seleccionan los objetivos que una organización se propone lograr en el futuro y se establece
un conjunto de planes y acciones que posibiliten su consecución. Se trata. por tanto, de
establecer no solo el qué se quiere lograr, sino también el cómo lograrlo, el cuándo y
quiénes deberán conseguirlo. La planificación proporciona los elementos necesarios para el
diseño de los planes que la organización requerirá de cara a conseguir los resultados
deseados y supone una guía para los individuos que deberán llevar a cabo las actividades
definidas.
De esta definición se deriva el carácter finalista, intelectual, sistemático y racional de la
planificación.
, En primer lugar, es necesario comprender el carácter finalista de la planificación, es
decir, esta función se concibe como una actividad que solo cobra sentido si con ella se logra
contribuir a la consecución de los adecuados objetivos organizacionales con más
probabilidades que sin llevarla a cabo.
En segundo lugar, la planificación es un proceso reflexivo e intelectual, previo a la
acción de toma de decisiones sobre el futuro. En realidad, todo el proceso de planificación
se realiza mediante la toma de decisiones referida a cómo se actuará en el futuro, pero no
actuando.
En tercer lugar, planificar implica desarrollar un proceso formal y sistemático, basado en
metodologías de la realidad y la consideración de previsiones sobre un número cada vez
mayor de variables. Además, la función de planificación requiere llevar a cabo una serie de
actividades, a menudo complejas, desarrolladas por toda la organización, tanto
verticalmente como horizontalmente.
LAS CONTRIBUCIONES Y LIMITACIONES DE LA PLANIFICACIÓN
La planificación y el control se consideran un binomio indisoluble, y su estudio se suele
abordar conjuntamente porque la planificación no tiene sentido sin el control, y no puede
realizarse sin la planificación. Con la planificación se establece un lugar común al que dirigir
la organización en el futuro, proporcionando una dirección hacia la que coordinar los
distintos esfuerzos y actuaciones de la empresa, al vincularse a una preselección de
objetivos concretos. Pero, además, es el instrumento imprescindible para poder salvar el
desfase entre el presente real y el futuro deseado.
Otra de las contribuciones de la función de planificación es que, al obligar a realizar una
previsión sobre el futuro, evidencia, oportunidades y amenazas que, en otro caso, podrían
pasar inadvertidas. De hecho, la planificación también presenta algunas limitaciones y
cuenta con detractores, entre quienes se encuentran algunos directivos que se muestran
desconfiados ante la función.
Podría pensarse que, a veces, los directivos se oponen a la planificación por simple
rechazo a que su comportamiento sea evaluado o fiscalizado, puesto que la planificación
implica para los administradores, adquirir un compromiso con unos resultados que, de no
alcanzarse, permiten cuestionar su gestión, al proporcionar una base nítida para el control.
Muchos de ellos no encuentran justificable el coste en términos del empleo de recursos
y tiempo que conlleva la función, en relación con los beneficios que proporciona. En lugar
de concebirla como una inversión que mejora la eficiencia y la eficacia directiva, son reacios
a planificar al considerarla una función que compromete al directivo en una tarea por la que
en muchas ocasiones, debe dejar de solucionar problemas urgentes actuales para diseñar
un futuro que está por llegar y que, por naturaleza, es incierto, imprevisible y cambiante.
En muchos directivos no existe un verdadero interés por planificar.
En otras ocasiones en que se critica el fallo de muchos procesos de planificación, el
error proviene de la implementación y no del diseño.