Uno de los axiomas básicos de la farmacología establece que las moléculas del fármaco
deben estar suficientemente próximas a las moléculas que constituyen las células para que
ambas interactúen químicamente de forma que la función de las ultimas se vea alterada.
Por supuesto el número de moléculas del organismo supera por mucho el de las moléculas
del fármaco y si estas simplemente se distribuyeran al azar, las oportunidades de
interactuar con cualquier tipo determinado de molécula celular serian malas. Por ello, para
que aparezca un efecto farmacológico se necesita que las moléculas del fármaco deben
“unirse” a determinados componentes de las células y tejidos para ejercer un efecto. Ehrlich
lo resumía con las siguientes palabras: “un fármaco no funcionara a menos que se una”.
Esos importantes lugares de unión de llaman “dianas farmacológicas”. La mayoría de estas
dianas farmacológicas son proteínas, incluso los anestésicos generales de los que durante
mucho tiempo se pensó que provocaban sus efectos al interactuar con los lípidos de las
membranas, interactúan fundamentalmente con las proteínas de las membranas.
Todas las reglas tienen sus excepciones y muchos antibióticos y tumorales interactúan
directamente con el ADN, también has excepciones en la nueva generación de biofármacos
que incluyen ácidos nucleicos, proteínas y anticuerpos.
Son cuatro los tipos de proteínas reguladores que suelen actuar como diana primaria de los
fármacos:
Receptores
Encimas
Moléculas transportadoras
Canales iónicos
Por otra parta varios se unen (además de las dianas plasmáticas) a proteínas plasmáticas
y a diversas proteínas celulares, sin producir efectos fisiológicos evidentes.
deben estar suficientemente próximas a las moléculas que constituyen las células para que
ambas interactúen químicamente de forma que la función de las ultimas se vea alterada.
Por supuesto el número de moléculas del organismo supera por mucho el de las moléculas
del fármaco y si estas simplemente se distribuyeran al azar, las oportunidades de
interactuar con cualquier tipo determinado de molécula celular serian malas. Por ello, para
que aparezca un efecto farmacológico se necesita que las moléculas del fármaco deben
“unirse” a determinados componentes de las células y tejidos para ejercer un efecto. Ehrlich
lo resumía con las siguientes palabras: “un fármaco no funcionara a menos que se una”.
Esos importantes lugares de unión de llaman “dianas farmacológicas”. La mayoría de estas
dianas farmacológicas son proteínas, incluso los anestésicos generales de los que durante
mucho tiempo se pensó que provocaban sus efectos al interactuar con los lípidos de las
membranas, interactúan fundamentalmente con las proteínas de las membranas.
Todas las reglas tienen sus excepciones y muchos antibióticos y tumorales interactúan
directamente con el ADN, también has excepciones en la nueva generación de biofármacos
que incluyen ácidos nucleicos, proteínas y anticuerpos.
Son cuatro los tipos de proteínas reguladores que suelen actuar como diana primaria de los
fármacos:
Receptores
Encimas
Moléculas transportadoras
Canales iónicos
Por otra parta varios se unen (además de las dianas plasmáticas) a proteínas plasmáticas
y a diversas proteínas celulares, sin producir efectos fisiológicos evidentes.