MÓDULO 3. EL MERCADO DE DINERO Y LA RELACIÓN LM 1
EL MERCADO DE DINERO Y LA
RELACIÓN LM.
El módulo 3 arranca estudiando el dinero y sus funciones. Veremos qué papel
desempeña el dinero y cuál ha sido su evolución a lo largo del tiempo. Estudiaremos la
demanda y la oferta de dinero, analizaremos el equilibrio en el mercado de dinero, y
finalizaremos con la determinación de la relación LM.
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,2 CURSO FUNDAMENTAL DE MACROECONOMÍA
3.1.- EL DINERO Y SUS FUNCIONES
Utilizar dinero para realizar transacciones económicas es lo más normal para la inmensa
mayoría de las personas en el mundo hoy en día. Sin embargo, el dinero no ha existido
siempre. Antes de la aparición del dinero los individuos debían recurrir al intercambio
de unos bienes por otros, lo que se conoce como trueque. Esto requería la existencia de
coincidencia de necesidades entre los interesados en realizar la transacción –yo acudo al
mercado, por ejemplo, con una gallina y buscando cinco kilos de aceitunas y he de
encontrar a alguien que acuda con cinco kilos de aceitunas buscando intercambiarlos
por una gallina-.
Con el trueque, además, los individuos podían encontrarse con otro inconveniente
adicional a esa necesaria coincidencia de necesidades: la existencia de indivisibilidad de
algunos bienes –si yo deseo intercambiar mi gallina por unos filetes de ternera, y el
poseedor de la misma no encuentra en el mercado suficientes personas interesadas en
ese momento en adquirir carne de ternera, parece poco razonable que la vaya a matar
para darme a mí unos filetes a cambio de una gallina-.
Una característica adicional bastante curiosa que presenta el trueque es la falta de
distinción entre comprador y vendedor. En efecto, hoy en día es muy sencillo conocer
rápidamente quién es el comprador –quien entrega dinero como pago por algo- y el
vendedor –quien facilita un bien o servicio a cambio de dicho dinero-. Sin embargo, si
se utiliza el trueque, todas las personas involucradas en la transacción son
simultáneamente compradores y vendedores; si yo entrego una gallina y a cambio
recibo cinco kilos de aceitunas; ¿estoy comprando aceitunas? ¿Estoy vendiendo una
gallina? Ambas cosas son ciertas.
Dadas las dificultades que presentaba el trueque para el desarrollo de las actividades
económicas, rápidamente surgió el dinero, instrumento fundamental en la economía y
que desempeña las siguientes funciones:
Medio de cambio: obtenemos los distintos bienes que necesitamos a cambio de
dinero, y no de otros bienes.
Unidad de cuenta: los distintos activos y pasivos de los agentes económicos
están expresados en una unidad común: el dinero.
Depósito de valor: la riqueza de los individuos está formada por muy diversos
bienes –todos los activos con los que contamos: coches, pisos, joyas,
apartamentos, aviones…- y por dinero.
Patrón de pago diferido: los pagos que se han de producir en el futuro los
expresamos también en dinero.
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Para cumplir esas funciones podríamos utilizar diversos objetos, e históricamente se han
utilizado muy variados, pero para que sea útil como dinero, las principales
características con las que ha de contar lo que utilicemos son las siguientes:
Duradero: no podemos utilizar como dinero bienes perecederos que van a perder
su valor en un periodo corto de tiempo.
Transportable: por razones de peso, ha de ser algo fácilmente transportable.
Divisible: que permita realizar pagos pequeños. De ahí, que generalmente
tengamos billetes que nos permiten acometer pagos más elevados, y monedas de
distinto valor que facilitan las transacciones económicas más modestas.
De oferta limitada: en caso contrario no tendría valor económico. En efecto, si
fuera algo fácil de fabricar, todos estaríamos en disposición de hacerlo y existiría
en tal cantidad que perdería su valor como recurso escaso.
El origen del dinero tal y como lo conocemos en la actualidad se remonta a los
orfebres. En su época, dados los valiosos materiales con los que trabajaban, eran los
únicos que contaban con cajas fuertes. Para evitar robos, el resto de la población
empezó a solicitarles que les guardaran sus monedas, y los orfebres cobraban por el
servicio de custodia que ofrecían.
Dado que era fácil observar que el dinero allí depositado no era retirado diariamente
más que en un porcentaje muy pequeño, los orfebres empezaron a realizar préstamos, y
con el interés que cobraban podían reducir el coste del servicio de custodia, e incluso
llegar a pagar un interés.
A cambio de las monedas que les dejaban en depósito, los orfebres extendían un vale en
el que se indicaba el derecho a ir a reclamar ese dinero por parte del titular.
Posteriormente, esos vales dejaron de ser nominativos, para ser al portador. De esa
manera, para cancelar deudas entre los individuos no era necesario cargar con grandes
cantidades de dinero, sino que se podían transferir esos vales.
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