La Fundación
1. Técnicas y recursos dramáticos
Las acotaciones son un elemento clave en el teatro de Buero; concretan muchos elementos
para la puesta en escena, y permiten una lectura más definida.
La primera acotación más extensa, describe el escenario irreal de la Fundación. En las de la
segunda parte, se describe nítidamente el escenario de la cárcel. Así, las acotaciones presentan
información sobre:
El espacio. La fundación de la primera parte se describe como una “vivienda funcional”,
dominada por un ventanal desde el que se contempla un “maravilloso paisaje”. A pesar de los
electrodomésticos, el mobiliario, las figuras decorativas, los libros y el menaje exquisito, se
aprecian ya algunos elementos discordantes: la sensación de angostura, los muros grises, el
suelo de cemento, la taquilla de hierro de pobre aspecto, los seis talegos y los tres bultos
recubiertos por arpilleras.
En la segunda parte desaparecen los elementos asociados al lujo y al confort. Desaparece el
ventanal y todo el mobiliario, solo se mantiene la cortina que oculta el retrete. Finalmente, se
describe la celda con toda su crudeza cuando se eleva la cortina para mostrar el rincón que
permanecía oculto.
La música, ya que la obra comienza y acaba con Guillermo Tell, de Rossini. Esta música, al
comienzo, crea el ambiente adecuado para la presentación de una alucinación; mientras que al
final deja el camino abierto a la esperanza y a la aparición de nuevas situaciones que afectan
al espectador.
La pintura, que tiene como finalidad sugerir al espectador disonancias, que al producirse
hechos inexplicables, incongruentes que van marcando el proceso de “recuperación”. La
alusión a Turner es la más interesante ya que es autor de paisajes que podrían coincidir con el
descrito en la acotación de la primera parte. La que hace a Tom Murray suscita el paralelismo
entre un conocido cuadro suyo con ratones enjaulados y el ratón que porta Berta al comienzo
de la representación. Con este detalle dos elementos simbólicos situados en el ámbito de la
fantasía acaban enlazados. Todos estos recursos son muy importantes en una obra que
prescinde deliberadamente del plano objetivo y pretende la inmersión del espectador en el
drama para que participe del proceso que en este se representa.
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, La luz, irisada al principio y nítida, hasta llegar a resultar cruda, cuando se descubre la
realidad de la cárcel.
La descripción de los personajes y su vestimenta. Tomás es en la primera acotación “un mozo
de unos veinticinco años, de alegre semblante, que usa pantalón oscuro y camisa gris”. En
cambio, en la acotación que inicia el cuadro II de la segunda parte “su pantalón gris es
idéntico al de los otros; su blusa, por fuera”.
Los movimientos, gestos y tono de voz de los actores, en acotaciones intercaladas en medio
de los diálogos.
En esta obra se emplea una técnica denominada “efecto de inmersión”, que consiste en un
recurso teatral que busca que el público participe, aunque no lo desee, de los problemas y de
la situación anímica de alguno de los protagonistas. Para ello, se provoca la identificación del
espectador con el punto de vista del protagonista loco.
El espectador es “engañado” por el autor, lo que lo hace participar de la enajenación del
protagonista, ya que el público ve lo que ve Tomás, y solo descubre la realidad a medida que
el personaje la descubre. Solo al final del cuadro primero de la segunda parte el escenario se
presenta como lo que de veras es: la celda de una cárcel, y a partir de este momento el
espectador descubre que su percepción de lo que estaba ocurriendo en el escenario era tan
falsa como la del protagonista. Esto lleva al espectador a preguntarse si como Tomás, no
estará viviendo en un error, en una “fundación”, tras la que se ocultan otras realidades.
Este efecto apunta hacia el mundo como algo engañoso, y por medio de esta técnica dramática
Buero denuncia lo equívoco de nuestra sociedad y busca la comprensión hacia el delator, al
que el público llegará a entender y perdonar. Son evidentes las referencias a La vida es sueño.
Cuando la obra concluye vuelve a surgir toda la decoración de la idílica Fundación. Este final
indica una apertura y una esperanza. Cuando el espectador sale del teatro sabe que todo está
dispuesto para que la tragedia vuelva a empezar. En su mano está escoger si sigue en la
“Fundación” o lucha contra ella en busca de la verdad.
El hombre debe dudar de la condición real o ilusoria de todo lo que le rodea. Buero defiende
la misma tesis que en otras muchas obras: la crítica es una necesidad constante del individuo
para no caer en el engaño.
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