DAVID HUME
CONTENIDOS Y OPERACIONES DE LA MENTE
Los contenidos de nuestra mente
Un contenido mental se llama percepción. Son clasificados en:
Impresiones: son los contenidos mentales básicos a partir de los cuales se derivan todos los demás. Tienen fuerza o
viveza; son fugaces e incomunicables. La única operación mental es constatarlas. No tiene sentido especular sobre su
origen. Pueden ser:
Impresiones externas o de sensación: son las vivencias de sensaciones que tenemos en vigilia; están
provocadas por algo externo.
Las impresiones internas, o de reflexión: son las pasiones, deseos y emociones; están provocadas por algo
interno (un pensamiento).
Ideas: derivan de las impresiones, son una copia debilitada de ellas que se producen cuando recordamos. Tienen menos
fuerza o viveza. Son comunicables a través del lenguaje. Toda idea es algo concreto que acontece en mi mente, pero
podemos usarlas para referirnos a más allá del presente. Las ideas no son innatas, ya que surgen de impresiones
psicológicas concretas.
Criterio de validez de las ideas: una idea será aceptable para elaborar conocimiento si se encuentra la
impresión de la que procede. Esto es el criterio empirista del significado: un término o una frase tendrá sentido
si y solo si podemos traducirla en términos de observaciones directas. Esto se relaciona con el fenomenismo de
Hume.
Las impresiones e ideas pueden ser simples o complejas. Las impresiones simples no admiten distinción ni separación y
dan lugar a ideas simples. Las impresiones complejas admiten distinción o separación. Las ideas complejas pueden haber
surgido de dos maneras distintas:
Por atenuación de una impresión compleja.
A partir de ideas simples, por una combinación de la imaginación.
Tipos de afirmaciones
Relaciones de ideas: su verdad o falsedad depende de los significados de los términos de la frase. Razonando sobre las
ideas, concluimos si la frase es verdadera o falsa. Las afirmaciones de las matemáticas y la lógica son de este tipo. Una
relación de ideas verdadera es imposible pensar lo contrario sin contradecirse. Forman verdades necesarias vacías,
porque se limitan a transmitirnos el análisis de un concepto o idea. Justificamos estas afirmaciones con deducciones (el
principio de no-contradicción en última instancia).
Cuestiones de hecho: su verdad o falsedad no depende de los significados de los términos de la frase. Razonando sobre
las ideas, no concluimos si la frase es verdadera o falsa. En una ¿? de hecho verdadera, es posible pensar lo contrario sin
contradecirse. Nuestro conocimiento de ¿? de hecho se alcanzan partiendo de la experiencia. Justificamos estas
afirmaciones con inducciones.
,PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO: INDUCCIÓN, CAUSA Y OTRAS IDEAS METAFÍSICAS
El problema de la inducción
Creemos en la verdad de afirmaciones de ¿? de hecho que van más allá de las impresiones que hacemos en el presente y
del pasado. Por ej, 'todos los cisnes son blancos’, ‘el agua hierve a 100°C': nunca nadie se limita a creer en lo que está
viendo o experimentando en el presente y pasado.
La razón es que utilizamos argumentos inductivos por los cuales generalizamos a partir de nuestras observaciones
(impresiones) pasadas suponiendo que seguirán así en el futuro. Pero los argumentos inductivos no son concluyentes: las
premisas pueden ser verdaderas, el argumento inductivo válido, y así ser falsa la conclusión. Tenemos expectativas sobre
el comportamiento de las cosas, pero ninguna es justificable de manera concluyente: de las impresiones que ya hemos
tenido no podemos pasar deductivamente a impresiones que vayamos a tener.
Problema de la inducción: es el caso de nuestras afirmaciones sobre relaciones causales entre las cosas; manejar la idea
compleja de 'causa'.
Causa
Los seres humanos tenemos convicciones de que “a causa b", entendiendo por eso que creemos que hay relaciones
causales concretas entre acontecimientos concretos. Podemos hacer predicciones ("b va a seguir a a”), podemos hacer
leyes ("Siempre a, seguirá b”), y nos hacemos preguntas de estas frases y convicciones:
¿Qué tipo de afirmaciones son? No son relaciones de ideas: razonando podemos imaginar que tras 'a' va a
venir 'b', u otro acontecimiento, sin caer en contradicción. 'a causa b' nunca es como 'el lunes es el día siguiente
al domingo'. Por lo tanto, las afirmaciones causales serán ¿? de hecho.
Esas afirmaciones no las podemos apoyar en impresiones. Al decir 'a causa b' estoy añadiendo que ocurre la
causa, y no hay impresión directa que apoye a la idea de causa que introduzco en cada caso. Constato con
seguridad que una impresión sigue a otra, pero no es necesaria.
Problema: su verdad o falsedad no es controlable por la observación. Intentamos dar una justificación inductiva,
apoyándonos en las regularidades que constatamos. Nuestras observaciones nos pueden engañar respecto a si
una afirmación causal es verdadera o falsa. Algunos problemas:
1. a y b se han producido siempre juntos en sucesión: eso no significa que haya una conexión causal,
puede ser una casualidad, o un fruto de una causa desconocida.
2. Observamos a sin b; eso no significa que no estén conectados causalmente: puede estar actuando una
causa en medio, o pueden ser necesarias causas concurrentes.
3. Observamos b sin a; eso no significa que no estén conectados causalmente: puede ser un caso de
causas alternativas.
Lo anterior son engaños de los que podríamos salir al aparecer nuevos datos. El problema se agudiza al
imaginar un engaño respecto a las causas del que no podríamos salir. Por ej, ¿y si todas nuestras observaciones
apoyan que la causa de algo es a cuando en realidad es c, pero nosotros nunca lo vamos a sospechar?;
teóricamente es posible, ya que 'a causa b' y “b sigue a a” son dos frases con significado diferente: lo 1º puede
ser falso, y ser verdadero lo 2º. En términos cartesianos, decimos: ¿y si no hay ninguna causa porque un genio
maligno está controlando el orden de nuestras impresiones de manera que parezca que haya causas, pero no es
así?
Bajo nuestra pretensión de hacer afirmaciones causales están dos principios metafísicos que no son relaciones de
ideas, y que no justificamos inductivamente simplemente los damos por presupuestos:
1. El principio de causalidad: todo tiene una causa.
2. El principio de regularidad: a misma causa, mismo efecto.
, No son relaciones de ideas: podemos imaginar lo contrario; las observaciones ni apoyan ni tumban esos
principios: ¿y si son obsesiones humanas de encontrar un orden en la realidad, pero la realidad es irracional?
Desde un punto de vista psicológico, una sucesión regular en el orden temporal de las impresiones del tipo a-b,
a'-b', a"-b", a'""-b'', etc, nos genera una costumbre o compulsión de expectativa (impresión interna provocada
por un patrón de ideas en la memoria) la siguiente vez que aparezca a planteamos "va a aparecer algo del tipo
b'. No me diferencio de un caso de condicionamiento clásico a un animal (por ej, el perro de Pavlov).
Desde una perspectiva psicológica, aunque algunas afirmaciones causales puedan ser inseguras, muchas de ellas,
cuando se utilizan de manera frecuente, nos brindan una seguridad psicológica completa. Por ej, tenemos una
seguridad psicológica completa de que mi mesa no se va a disolver en arena dentro de cinco minutos.
Teóricamente, no deberíamos tener esa seguridad, pero la tenemos.
Sustancia. Yo.
Problemas que le genera a Hume el caso de la idea de sustancia:
Afirmaciones como “hay una naranja”, no son relaciones de ideas, sino cuestiones de hecho.
La idea de una sustancia es compleja: no hay una impresión directa simple que la apoye. Encontramos un
conjunto estructurado de impresiones dentro del total de nuestras impresiones de tacto, color, sabor, textura… Al
ser recuperados por la memoria en forma de ideas, planteamos la idea de esa sustancia; que nos llevará a tener
expectativas sobre nuestras impresiones futuras. Nuestras observaciones nos pueden engañar sobre la existencia
de una sustancia (una alucinación).
Lo anterior son engaños de los que podríamos salir al aparecer nuevos datos. Pero como engaño masivo al
modo de la hipótesis cartesiana del sueño: ¿y si no hay ninguna sustancia? ¿y si no hay un mundo físico más allá
de las impresiones que estamos teniendo? Presuponemos que hay un mundo, pero es un presupuesto.
Al manejar la idea de sustancia aceptamos algunos principios metafísicos: que las sustancias no aparecen y
desaparecen de la nada, permanecen estables en el tiempo y cambian conforme a unos patrones o leyes. No
pretendo que lo pueda justificar, pero tampoco es una relación de ideas. Por ej, ¿y si al volverme la mesa ha
desaparecido en la nada y ha sido sustituida inmediatamente por otra mesa idéntica, de manera que yo no
puedo darme cuenta de lo que ha pasado?
Idea de yo:
No hay una impresión directa simple que la apoye. Encontramos la serie total de nuestras impresiones que puede ser
recuperada por la memoria, y a partir de ese conjunto de ideas, planteamos la idea de yo. No hay ninguna impresión
constante a lo largo de toda nuestra vida, y estas no tienen ningún rasgo en común.
Podemos creer que necesitamos una secuencia coherente de experiencias para formar la idea de "yo". Aunque confiamos
en que esta coherencia psicológica ocurrirá, ¿es posible que no haya una identidad constante después de estas
experiencias?
Una diferencia de Hume respecto a Descartes está en el enfoque de Hume, si vamos a dudar al modo cartesiano, también
deberíamos dudar de la existencia de una sustancia permanente a la que llamamos 'yo'.
Creencia o convicción. Irracionalismo y escepticismo.
En nuestra vida hacemos afirmaciones en las que hago uso de ideas tales como sustancia, causa, mundo y yo. Puedo
intentar hacer justificaciones de esas afirmaciones, pero sólo pueden ser inductivas, como mucho siento una opinión
probable respecto a todas esas afirmaciones. Respecto a muchas de ellas tengo una seguridad psicológica total.
Teóricamente no debería tenerla, pero la tengo.
Mis afirmaciones las hago con el trasfondo de un planteamiento metafísico, por el cual considero que hay cosas
reidentificables, que se provocan influencias causales unas a otras y forman un mundo por el que se mueve un yo
CONTENIDOS Y OPERACIONES DE LA MENTE
Los contenidos de nuestra mente
Un contenido mental se llama percepción. Son clasificados en:
Impresiones: son los contenidos mentales básicos a partir de los cuales se derivan todos los demás. Tienen fuerza o
viveza; son fugaces e incomunicables. La única operación mental es constatarlas. No tiene sentido especular sobre su
origen. Pueden ser:
Impresiones externas o de sensación: son las vivencias de sensaciones que tenemos en vigilia; están
provocadas por algo externo.
Las impresiones internas, o de reflexión: son las pasiones, deseos y emociones; están provocadas por algo
interno (un pensamiento).
Ideas: derivan de las impresiones, son una copia debilitada de ellas que se producen cuando recordamos. Tienen menos
fuerza o viveza. Son comunicables a través del lenguaje. Toda idea es algo concreto que acontece en mi mente, pero
podemos usarlas para referirnos a más allá del presente. Las ideas no son innatas, ya que surgen de impresiones
psicológicas concretas.
Criterio de validez de las ideas: una idea será aceptable para elaborar conocimiento si se encuentra la
impresión de la que procede. Esto es el criterio empirista del significado: un término o una frase tendrá sentido
si y solo si podemos traducirla en términos de observaciones directas. Esto se relaciona con el fenomenismo de
Hume.
Las impresiones e ideas pueden ser simples o complejas. Las impresiones simples no admiten distinción ni separación y
dan lugar a ideas simples. Las impresiones complejas admiten distinción o separación. Las ideas complejas pueden haber
surgido de dos maneras distintas:
Por atenuación de una impresión compleja.
A partir de ideas simples, por una combinación de la imaginación.
Tipos de afirmaciones
Relaciones de ideas: su verdad o falsedad depende de los significados de los términos de la frase. Razonando sobre las
ideas, concluimos si la frase es verdadera o falsa. Las afirmaciones de las matemáticas y la lógica son de este tipo. Una
relación de ideas verdadera es imposible pensar lo contrario sin contradecirse. Forman verdades necesarias vacías,
porque se limitan a transmitirnos el análisis de un concepto o idea. Justificamos estas afirmaciones con deducciones (el
principio de no-contradicción en última instancia).
Cuestiones de hecho: su verdad o falsedad no depende de los significados de los términos de la frase. Razonando sobre
las ideas, no concluimos si la frase es verdadera o falsa. En una ¿? de hecho verdadera, es posible pensar lo contrario sin
contradecirse. Nuestro conocimiento de ¿? de hecho se alcanzan partiendo de la experiencia. Justificamos estas
afirmaciones con inducciones.
,PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO: INDUCCIÓN, CAUSA Y OTRAS IDEAS METAFÍSICAS
El problema de la inducción
Creemos en la verdad de afirmaciones de ¿? de hecho que van más allá de las impresiones que hacemos en el presente y
del pasado. Por ej, 'todos los cisnes son blancos’, ‘el agua hierve a 100°C': nunca nadie se limita a creer en lo que está
viendo o experimentando en el presente y pasado.
La razón es que utilizamos argumentos inductivos por los cuales generalizamos a partir de nuestras observaciones
(impresiones) pasadas suponiendo que seguirán así en el futuro. Pero los argumentos inductivos no son concluyentes: las
premisas pueden ser verdaderas, el argumento inductivo válido, y así ser falsa la conclusión. Tenemos expectativas sobre
el comportamiento de las cosas, pero ninguna es justificable de manera concluyente: de las impresiones que ya hemos
tenido no podemos pasar deductivamente a impresiones que vayamos a tener.
Problema de la inducción: es el caso de nuestras afirmaciones sobre relaciones causales entre las cosas; manejar la idea
compleja de 'causa'.
Causa
Los seres humanos tenemos convicciones de que “a causa b", entendiendo por eso que creemos que hay relaciones
causales concretas entre acontecimientos concretos. Podemos hacer predicciones ("b va a seguir a a”), podemos hacer
leyes ("Siempre a, seguirá b”), y nos hacemos preguntas de estas frases y convicciones:
¿Qué tipo de afirmaciones son? No son relaciones de ideas: razonando podemos imaginar que tras 'a' va a
venir 'b', u otro acontecimiento, sin caer en contradicción. 'a causa b' nunca es como 'el lunes es el día siguiente
al domingo'. Por lo tanto, las afirmaciones causales serán ¿? de hecho.
Esas afirmaciones no las podemos apoyar en impresiones. Al decir 'a causa b' estoy añadiendo que ocurre la
causa, y no hay impresión directa que apoye a la idea de causa que introduzco en cada caso. Constato con
seguridad que una impresión sigue a otra, pero no es necesaria.
Problema: su verdad o falsedad no es controlable por la observación. Intentamos dar una justificación inductiva,
apoyándonos en las regularidades que constatamos. Nuestras observaciones nos pueden engañar respecto a si
una afirmación causal es verdadera o falsa. Algunos problemas:
1. a y b se han producido siempre juntos en sucesión: eso no significa que haya una conexión causal,
puede ser una casualidad, o un fruto de una causa desconocida.
2. Observamos a sin b; eso no significa que no estén conectados causalmente: puede estar actuando una
causa en medio, o pueden ser necesarias causas concurrentes.
3. Observamos b sin a; eso no significa que no estén conectados causalmente: puede ser un caso de
causas alternativas.
Lo anterior son engaños de los que podríamos salir al aparecer nuevos datos. El problema se agudiza al
imaginar un engaño respecto a las causas del que no podríamos salir. Por ej, ¿y si todas nuestras observaciones
apoyan que la causa de algo es a cuando en realidad es c, pero nosotros nunca lo vamos a sospechar?;
teóricamente es posible, ya que 'a causa b' y “b sigue a a” son dos frases con significado diferente: lo 1º puede
ser falso, y ser verdadero lo 2º. En términos cartesianos, decimos: ¿y si no hay ninguna causa porque un genio
maligno está controlando el orden de nuestras impresiones de manera que parezca que haya causas, pero no es
así?
Bajo nuestra pretensión de hacer afirmaciones causales están dos principios metafísicos que no son relaciones de
ideas, y que no justificamos inductivamente simplemente los damos por presupuestos:
1. El principio de causalidad: todo tiene una causa.
2. El principio de regularidad: a misma causa, mismo efecto.
, No son relaciones de ideas: podemos imaginar lo contrario; las observaciones ni apoyan ni tumban esos
principios: ¿y si son obsesiones humanas de encontrar un orden en la realidad, pero la realidad es irracional?
Desde un punto de vista psicológico, una sucesión regular en el orden temporal de las impresiones del tipo a-b,
a'-b', a"-b", a'""-b'', etc, nos genera una costumbre o compulsión de expectativa (impresión interna provocada
por un patrón de ideas en la memoria) la siguiente vez que aparezca a planteamos "va a aparecer algo del tipo
b'. No me diferencio de un caso de condicionamiento clásico a un animal (por ej, el perro de Pavlov).
Desde una perspectiva psicológica, aunque algunas afirmaciones causales puedan ser inseguras, muchas de ellas,
cuando se utilizan de manera frecuente, nos brindan una seguridad psicológica completa. Por ej, tenemos una
seguridad psicológica completa de que mi mesa no se va a disolver en arena dentro de cinco minutos.
Teóricamente, no deberíamos tener esa seguridad, pero la tenemos.
Sustancia. Yo.
Problemas que le genera a Hume el caso de la idea de sustancia:
Afirmaciones como “hay una naranja”, no son relaciones de ideas, sino cuestiones de hecho.
La idea de una sustancia es compleja: no hay una impresión directa simple que la apoye. Encontramos un
conjunto estructurado de impresiones dentro del total de nuestras impresiones de tacto, color, sabor, textura… Al
ser recuperados por la memoria en forma de ideas, planteamos la idea de esa sustancia; que nos llevará a tener
expectativas sobre nuestras impresiones futuras. Nuestras observaciones nos pueden engañar sobre la existencia
de una sustancia (una alucinación).
Lo anterior son engaños de los que podríamos salir al aparecer nuevos datos. Pero como engaño masivo al
modo de la hipótesis cartesiana del sueño: ¿y si no hay ninguna sustancia? ¿y si no hay un mundo físico más allá
de las impresiones que estamos teniendo? Presuponemos que hay un mundo, pero es un presupuesto.
Al manejar la idea de sustancia aceptamos algunos principios metafísicos: que las sustancias no aparecen y
desaparecen de la nada, permanecen estables en el tiempo y cambian conforme a unos patrones o leyes. No
pretendo que lo pueda justificar, pero tampoco es una relación de ideas. Por ej, ¿y si al volverme la mesa ha
desaparecido en la nada y ha sido sustituida inmediatamente por otra mesa idéntica, de manera que yo no
puedo darme cuenta de lo que ha pasado?
Idea de yo:
No hay una impresión directa simple que la apoye. Encontramos la serie total de nuestras impresiones que puede ser
recuperada por la memoria, y a partir de ese conjunto de ideas, planteamos la idea de yo. No hay ninguna impresión
constante a lo largo de toda nuestra vida, y estas no tienen ningún rasgo en común.
Podemos creer que necesitamos una secuencia coherente de experiencias para formar la idea de "yo". Aunque confiamos
en que esta coherencia psicológica ocurrirá, ¿es posible que no haya una identidad constante después de estas
experiencias?
Una diferencia de Hume respecto a Descartes está en el enfoque de Hume, si vamos a dudar al modo cartesiano, también
deberíamos dudar de la existencia de una sustancia permanente a la que llamamos 'yo'.
Creencia o convicción. Irracionalismo y escepticismo.
En nuestra vida hacemos afirmaciones en las que hago uso de ideas tales como sustancia, causa, mundo y yo. Puedo
intentar hacer justificaciones de esas afirmaciones, pero sólo pueden ser inductivas, como mucho siento una opinión
probable respecto a todas esas afirmaciones. Respecto a muchas de ellas tengo una seguridad psicológica total.
Teóricamente no debería tenerla, pero la tengo.
Mis afirmaciones las hago con el trasfondo de un planteamiento metafísico, por el cual considero que hay cosas
reidentificables, que se provocan influencias causales unas a otras y forman un mundo por el que se mueve un yo