IGLESIA DE PEREGRINACIÓN
Durante la Alta Edad Media,
concretamente a sus inicios, la sociedad
vivía con miedo al año 1000, fecha en la
que estaba previsto que ocurriera el
Apocalipsis. Esto supuso un aumento de
suicidios aunque finalmente no sucediese
nada. Por tanto, el pueblo cristiano del
periodo románico tiene la necesidad de darle las gracias a Dios. Como consecuencia,
se da la creación masiva de iglesias y monasterios. Para este momento fue
fundamental la Orden de Cluny (s. XI-XII), esta desarrolló una tipología de iglesia
donde dar gracias a Dios, la iglesia de peregrinación. Sería exportada como el gusto
románico por Europa. Sería el primer estilo internacional de la Edad Media.
Las iglesias del tipo de peregrinación, llamadas así porque aparecen situadas
en los puntos principales de caminos de peregrinación. La estructura de estas
iglesias, de cruz latina, se dispone de manera que los peregrinos puedan
desenvolverse holgadamente por su interior, recorriendo en procesión todo el templo
por las naves laterales y contemplando desde la girola las reliquias de los santos. Las
naves laterales se prolongan por el transepto y continúan por la girola en lo que se
llama el deambulatorio, permitiendo que se visitaran todas las capillas absidiales
incluso las de las naves del transepto. Para aumentar la capacidad se construían
tribunas sobre las naves laterales. El espacio del crucero se cubre con un importante
cimborrio. En Francia, Santa Fe de Conques, San Saturnino de Toulouse y Nuestra
Señora de Clermont Ferrand son grandes ejemplos, pero sin duda, el ejemplo más
perfecto es la Catedral de Santiago de Compostela en Galicia.
Desgraciadamente, el aspecto exterior de esta última fue totalmente
transformado en el siglo XVII adaptándola al nuevo periodo artístico.
Fue construida sobre una iglesia del siglo IX, a cargo de la orden benedictina,
entre los años 1075 y 1150.
Tuvo dos grandes promotores , en un principio, el obispo Diego Peláez, quien
comenzó la obra, pero al caer en desgracia es depuesto y se produce un parón tras el
que Diego Gelmírez, a partir del 1093, se hizo cargo del magno proyecto.
Durante la Alta Edad Media,
concretamente a sus inicios, la sociedad
vivía con miedo al año 1000, fecha en la
que estaba previsto que ocurriera el
Apocalipsis. Esto supuso un aumento de
suicidios aunque finalmente no sucediese
nada. Por tanto, el pueblo cristiano del
periodo románico tiene la necesidad de darle las gracias a Dios. Como consecuencia,
se da la creación masiva de iglesias y monasterios. Para este momento fue
fundamental la Orden de Cluny (s. XI-XII), esta desarrolló una tipología de iglesia
donde dar gracias a Dios, la iglesia de peregrinación. Sería exportada como el gusto
románico por Europa. Sería el primer estilo internacional de la Edad Media.
Las iglesias del tipo de peregrinación, llamadas así porque aparecen situadas
en los puntos principales de caminos de peregrinación. La estructura de estas
iglesias, de cruz latina, se dispone de manera que los peregrinos puedan
desenvolverse holgadamente por su interior, recorriendo en procesión todo el templo
por las naves laterales y contemplando desde la girola las reliquias de los santos. Las
naves laterales se prolongan por el transepto y continúan por la girola en lo que se
llama el deambulatorio, permitiendo que se visitaran todas las capillas absidiales
incluso las de las naves del transepto. Para aumentar la capacidad se construían
tribunas sobre las naves laterales. El espacio del crucero se cubre con un importante
cimborrio. En Francia, Santa Fe de Conques, San Saturnino de Toulouse y Nuestra
Señora de Clermont Ferrand son grandes ejemplos, pero sin duda, el ejemplo más
perfecto es la Catedral de Santiago de Compostela en Galicia.
Desgraciadamente, el aspecto exterior de esta última fue totalmente
transformado en el siglo XVII adaptándola al nuevo periodo artístico.
Fue construida sobre una iglesia del siglo IX, a cargo de la orden benedictina,
entre los años 1075 y 1150.
Tuvo dos grandes promotores , en un principio, el obispo Diego Peláez, quien
comenzó la obra, pero al caer en desgracia es depuesto y se produce un parón tras el
que Diego Gelmírez, a partir del 1093, se hizo cargo del magno proyecto.