TEMA 4. INDIVIDUO Y SOCIEDAD
4.1. La persona y el mundo.
La sociología para el siglo XXI ha afrontado una mutación general de todas las disciplinas
del saber. Este proceso de transformación se suele resumir con el termino Globalización.
Este proceso histórico de globalización ha creado un mundo que Michel Wieviorka
denomina como “un mundo globalizado e interdependiente en el que la comunicación
digital multimodal e interactiva constituye la más importante estructura en la que se
inscriben las prácticas sociales”. Según esto, ya no hay un sistema social limitado. Junto
a este cambio se transforma la cuestión de la relación entre la persona y el mundo. Todas
las preguntas intentan conceptualizar aquello que podemos observar: el ser humano que
existe solo en relación con los demás (individuo, actor, sujeto) y aquel con lo que se
encuentra desde su mismo nacimiento (sociedad, sistema y mundo).
Tres paradigmas sociológicos básicos de la individualidad y la sociedad: el paradigma
dualista, el sistémico y el constructivista.
Un paradigma es el marco conceptual que reúne las ideas o creencias mas asumidas como
verdaderas, casi incuestionables, así como los valores mas profundamente arraigados que
orientan la visión de las cosas, que prácticamente determinan lo que se es capaz de pensar,
de preguntarse, de percibir.
4.2. Antecedentes del pensamiento dualista: el estado, la polis y el individuo.
El origen del paradigma dualista nos lleva a la Grecia Clásica y a Aristóteles, con su
postulado de que el ser humano es un animal político, como expone en su obra La Política.
En la naturaleza del ser humano está el vivir en una sociedad política y socialmente
estructurada y ordenada. Lo que entiende Aristóteles por sociedad es una polis griega,
una ciudad independiente o ciudad-estado.
Frente a esta posición surgen autores que plantean la necesidad de considerar al individuo
como un ser diferente de su sociedad. En este pensamiento destaca Thomas Hobbes, quien
pensaba que los individuos se hallan en constante condición de guerra de todos contra
todos (el hombre es un lobo para el hombre). Cada individuo es diferente de todo lo demás
y está separado de todos. Cada uno tiende a apropiarse de todo lo que le sirve para su
propia supervivencia y conservación. Por esto es necesaria la organización de una
sociedad, entendida como Estado Moderno. Es decir, la sociedad para Hobbes es una
construcción convencional fruto de la racionalización egoísta con el fin de satisfacer el
instinto primario de conservación de cada individuo. La sociedad para Hobbes es
planteada para que se pueda vivir en paz unos con otros.
El pensamiento de Hobbes es contrapuesto por autores como Locke y Rousseau, quienes
creen que el individuo es un ser bueno por naturaleza y viene a ser corrompido por una
sociedad en la que está obligado a vivir.
4.3. El paradigma dualista
El paradigma dualista tiene una influencia significativa en la investigación de lo social
desde el siglo XIX. Se impuso la visión ilustrada de la sociedad como una realidad
constrictiva pero necesaria para el ser humano. Ante los problemas devenidos de la Era
, Industrial, surge la necesidad de estudiar la realidad social y de construir un nuevo orden
social que sea liberador para el individuo y no limitativo. Entre los primeros pensadores
empiristas que defendían el uso de métodos positivistas tenemos a Comte, o métodos
material-dialectico, a Marx.
Algunos de los primeros sociólogos valoraron la sociedad como una entidad especifica y
dinámica diferente de las realidades individuales que las constituyen. Es el holismo
metodológico. La sociología emergía como una ciencia que busca ocuparse de entender
lo social, las sociedades, y no a los individuos. Lo colectivo prima sobre lo individual en
la imaginación sociológica. La obra típica que ejemplifica esta postura es Las reglas del
método sociológico de Durkheim. Lo social será comprendido como una entidad
específica con características propias. No emerge de las individualidades sino de su propia
naturaleza. La sociedad será considerada como una realidad conceptual que estará por
encima de los individuos en el tiempo y en el espacio, como realidad empírica, real y
dinámica. De esta posición epistemológica deriva el pensamiento de que la acción social
del individuo y las practicas sociales están determinadas por las estructuras sociales y las
instituciones como el mercado, el estado o la familia, o por la cultura.
Frente a dicha postura se desarrolla durante el siglo XX el individualismo metodológico,
que plantea que los individuos son los átomos básicos del análisis de procesos sociales,
mientras lo colectivo y la sociedad es un mero agregado que resulta de las actividades
individuales mediante efectos de agregación y composición. Por esto el centro de atención
del investigador debe estar puesto en la acción social, la acción hecha en relación con
otros sea esta una acción singular o una acción regular, típica y estadísticamente
reconocible. Desde aquí se defiende que no solo es necesario conocer como actúan
objetivamente los individuos sino qué les motiva subjetivamente. Tal vez el autor mas
conocido de esta línea de pensamiento es Max Weber, que considera que la conducta
social es aquella que está orientada significativamente por el comportamiento esperado
del otro.
Sobre el poder de la acción individual resulta interesante la obra de Simmel, fundador del
formalismo sociológico, que tiende a considerar al individuo como poseedor de una
“conciencia creativa” en la que se representa a sí mismo y a su exterior, capaz de
desarrollar su propia cultura individual (subjetiva) frente a la cultura objetiva de su
entorno.
Para Philippe Corcuff, el problema principal de este tipo de posturas es que implica una
enorme dificultad para que el científico social pueda concebir la posibilidad de que la
realidad social que se le muestra sea el fruto de la co-produccion entre las partes y el todo,
entre los individuos y la sociedad.
El holismo sociológico considera que la realidad social es solamente el resultado de las
fuerzas generales de ordenamiento social determinadas por las estructuras sociales
existentes en un tiempo y un espacio determinado. De modo que desaparece asi la
necesidad de encontrar a los actores responsables de sus hechos con sus acciones.
El individualismo metodológico tiende a refugiarse en la percepción del individuo como
un ser racional y unidimensional que actúa en función de sus intereses en un espacio
concreto que es determinante de cualquier otro espacio social. Entonces, el investigador
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