UD 3: LAS EMOCIONES EN EL AULA
INTRODUCCIÓN
Libro: Compórtate.
Ya durante platón teníamos 2 pedagogías: Sócrates y Aristóteles, en ambas se ven las bases, se van los tipos de caminos que se recorren en la actualidad,
aunque es verdad que sobre todo a partir de los 60 y hasta los 80 se usaron sobre todo las metodologías expositivas, frente a las metodologías activas. Pero
eso no quiere decir que hubiese metodologías activas previamente. Ya por la antigua Grecia se aplicaban metodologías activas.
Ha habido muchas modificaciones en relación a la educación en base a la inteligencia. El concepto de inteligencia está cambiando en las últimas décadas.
Muchas veces atribuimos inteligencia a cuestiones más unidas a habilidades que a otras cosas. Inteligencia como capacidad que tenia que ver con lo
matemático y lingüístico es a lo que se ha hecho referencia tradicionalmente. Esto estaba ligado con el CI, simple división entre edad cronológica y edad
mental. Posteriormente autores diversos hablaban sobre el factor g, más englobado. Autores como Salovery y Mayer hablaban sobre inteligencia
emocional, ligada con la gestión de nuestras propias emociones. Esto está ligado con zonas del cerebro situada en la amígdala, lóbulos parietales y
accumbens, toda la parte del cerebro que tiene que ver con la recompensa. Con so que capta mejor los Ntt de la dopamina. Cuando hablemos de IE no
debemos olvidar que de alguna forma estamos relacionándolo con lo que entendemos con inteligencia. Una persona no es madura, no ha tenido un
desarrollo completo hasta que puede controlar sus emociones, puede gestionar sus impulsos y tiene un sistema de valores/ético que le permite manejarse
en la vida de manera civilizada, de manera democrática, que pueda resolver sus problemas de manera pacifica, adecuada. Cuando hablamos de emociones
no las desvinculamos de aspectos como motivación, atención o gusto por las asignaturas. El primer día de clase reflexionamos sobre la persona que más
huella nos había dejado. Esto es porque en la docencia hay mucha implicación emocional, si nos gusta o no las matemáticas por ejemplo tiene que ver por
cuestiones emocionales, por nuestra experiencia y las emociones que sentimos al respecto. Sin darnos cuenta o sin intentar impedirlo hemos creado
vinculaciones a contenidos o áreas curriculares. Todo lo que tiene que ver con la capacidad de postergar el premio, de controlar el miedo, estrategias para
motivarnos y recurso que podemos usar para tranquilizarnos o volver a la serenidad cuando algo nos está distrayendo del foco principal. No solo nos
quedaremos ahí, también hablaremos de convivencia, desarrollo de la personalidad, de la madurez personal. Y también se vera como en todas y cada una
de las clases (de manera transversal) ponemos en acción estrategias de grupo, dinámicas, e incluso comportamientos e indicaciones para que logren
gestionar sus propias emociones, y dotamos de espacios en la clase para que tras un fracaso puedan volver a levantase (resiliencia) o para que cuando se
encuentren en situaciones de ansiedad extrema, puedan calmar esta amígdala con estrategias tales como el mindfulness.
Hay que tener cuidado con las pseudociencias que nacen en torno a la IE, magufada. No se trata de hacer 1 hora al día al margen de las matemáticas, se
trata de tratarlo a la par, considerarlo. Desde que entran en el centro hasta que me despido de ellos se trabajan todos estos aspectos. Incluso cuando me ven
relacionarme con el resto de docentes. También en el plan de convivencia, de desarrollo de HHSS, interdisciplinariedad, tipos de agrupamientos, etc.
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Luis Pedro García San Segundo Jiménez
Luisp.sansegundo@outlook.com
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,1.- LAS EMOCIONES EN EL AULA
La gestión emocional y las emociones y tal debería estar cada vez más explícito y no ser tan implícito, sino cada docente lo va a aplicar a su manera.
Tiene que quedar muy explicito en la normativa y currículo del centro. Si por ejemplo yo no uso el trabajo cooperativo, si el alumno me pregunta 2 veces
y no hago mas que frustrar sus expectativas, estoy trabajando las emociones, pero de manera muy negativa. Si no permito que haya una mediación en el
aula, elementos que puedan ser por ejemplo alumnos mediadores. O no permito que haya tutorías entre iguales, etc. No les estoy dando herramientas para
que gestionen sus problemas. Están sometidos a presiones que a veces nos pasan desapercibidas, alumnos completamente desechos porque quieren
alcanzar una meta y no lo consiguen, alumnos que sufren acoso escolar, etc. No es algo que sea normal que tenemos que pasar por alto, es algo que
tenemos que educar. Además, los problemas de ellos nos pueden parecer una estupidez, pero para ellos no lo es.
Podemos formar a alumnos como mediadores para que sean ellos los que intervengan con el resto de alumnos. También esta la opción de alumnos tutores,
que se encargan de tutelar al resto de alumnos. Se ayudan entre ellos. A veces los docentes no nos enteramos, es difícil que en la adolescencia los alumnos
se comuniquen con los adultos, es más fácil para ellos comunicarse con sus iguales. De esta forma es mucho más sencillo para ello poner de manifiesto
sus problemas. Desde el principio los alumnos mediadores saben que hay ciertos problemas que no son mediados. Este programa funciona muy bien,
necesita muchas horas. Todo programa que implique protagonismo de los alumnos implica mucho esfuerzo de docentes, implica mucho desbarajuste al
principio. Casos como el acoso escolar o casos muy graves de disciplina no pueden ser tratados por los alumnos mediadores, eso está fuera de las posibles
soluciones que pueden dar los alumnos.
Ejemplo (guerra Vietnam): Hemos visto que hay determinadas circunstancias que hasta modificaciones fisiológicamente el cerebro. Pero
somos muy incrédulos, no tendemos a creernos las cosas, las primeras veces que se estuvieron juzgando casos de síndrome de estrés
postraumático en soldados de vietnam por ejemplo, no se les daba mucho crédito a todas cuestiones que los psicólogos y psiquiatras relataban
hasta que no se mostraron fehacientemente pruebas fotográficas del cerebro en las que se veía que efectivamente la amígdala había crecido en
función del tamaño que normalmente tiene, siendo en contra del hipotálamo que se había reducido. Hasta que n ose ha “visto” lo teórico, no se
ha dado crédito a estas cuestiones.
No todos los alumnos tienen acceso a patrones de conducta adecuados en sus propios hogares, puede que encuentren esos patrones de conducta en el aula.
La neurociencia aplicada a la evolución, nos ha permitido ir viendo como se conforma la forma de pensar y de comportarnos en la vida.
Muchas veces pensamos que somos nosotros los que elegimos el camino porque el que queremos ir y a veces son estas las circunstancias que nos marcan
de una manera o de otra. A vece salgo determinante para nuestra vida no se trata en el aula, por ejemplo, la educación para la muerte. Igual que se han
introducid cuestiones como la resiliencia, mindfulness, etc., también se debe hablar del desarrollo, de los diversos aspectos. Todas estas cuestiones afectan
a la conducta del sujeto. Todas estas cuestiones influyen en como nuestros alumnos van a poder relajarse para afrontar un examen, para solucionar un
problema, automotivarse para continuar con algo que han emprendido y como nosotros como docente podemos disponer de recursos para orientar a
nuestros alumnos.
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, 1.1.- ¿Qué son las emociones?
Hablar de emociones en el aula no es ponerse sensibles ni perder profesionalidad. Las emociones tienen un gran impacto en la vida de las personas para
favorecer y obstaculizar el desarrollo de sus atributos. El paradigma que heredamos valoraba lo racional y miraba con recelo lo emocional, asociándolo a
lo irracional y subjetivo. Además, se confinó a las emociones al territorio de lo íntimo y lo privado, pero desde hace más de dos décadas los avances en
neurociencia y el best seller de Inteligencia emocional de Daniel Goleman se constituyeron en dos pilares fundamentales para colocar a las emociones en
un lugar relevante en el desarrollo de las personas y en la mejora de los procesos de aprendizaje.
La Neuroeducación se basa en el principio de que la emoción y la cognición son procesos que van unidos y que se interrelacionan entre sí para dar, como
resultado final, la conducta del sujeto. Está claro que necesitamos las emociones para pensar, resolver problemas y enfocar nuestra atención, por lo tanto,
es importante ver qué podemos hacer con ellas, para que favorezcan las experiencias del aula. Para ello es necesario formarse en gestión emocional para
facilitar la toma de conciencia y la regulación de las emociones propias y ajenas (no podemos enseñar a conducir si nunca hemos conducido un coche,
como mucho sólo podremos transmitirles los contenidos del “manual de conducción”). Por este motivo es por el que el docente deberá gestionar este
espacio, no sólo desde los contenidos a adquirir, sino también en cómo nos sentimos y qué hacemos con ello, y para esto, se debe adquirir una
cualificación específica: una educación emocional (nivel cognitivo) para orientarlas hacia una inteligencia emocional, es decir, aprender con ellas, a partir
de ellas y mejorar así las competencias emocionales propias y ajenas, ya que el docente es el principal afectado/responsable del clima emocional que
impere en el aula.
1.2.- Pero, ¿qué son las emociones?
- Las emociones “derivan de la percepción que las personas tengan de una situación o suceso en función de sus metas…del significado que
atribuyen a los sucesos (por lo que) (…) las emociones (…) dependen (…) del contexto...” (NICKEL, 1982, p. 122-123)
- Las emociones proporcionan, además, dirección, prioridad, sensibilidad y predisponen o imposibilitan (tendencias de) acción, ya que se actuará
de una manera u otra en función de la emoción que esté influyendo. Y es por esto que pensamiento, sentimientos y acción son inseparables,
condicionando, así, el resultado de la interacción social.
- Las emociones indican estados de ánimo y sentimientos que se manifiestan como respuestas, señales o (re) acciones (cambios
neurofisiológicos), expresan el mundo interior y las valoraciones que de él emanan. (Funes, 2017, p.789)
Para poder regular las emociones de los alumnos, tenemos que haber trabajado nuestras propias emociones, tenemos que tener recursos para gestionar
nuestros cambios de humor, tenemos que mostrar (porque es a través de aprendizaje vicario como se aprende sobre estas cuestiones) como se trabaja esto.
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Luis Pedro García San Segundo Jiménez
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