PSICOLOGÍA CRIMINAL
Tema 1: historia de la psicología criminal (manual)
La preocupación por la naturaleza humana y su correspondencia con la
desviación de la conducta normal y su conducción hacia el delito provocaron
la génesis de diferentes posturas teóricas.
El profesor Lacassagne decía que el crimen no es una manifestación aislada
sino de la criminalidad de la masa que, en sus oscilaciones periódicas,
aparece como una función matemática relacionada con las condiciones
económicas y sociales del momento. Esta teoría social del crimen que fue
seguida por el pensador Gabriel Tarde. En esta postura el delincuente
aparece como una pobre víctima del orden económico capitalista donde la
organización defectuosa le ha hecho criminal, este no es responsable de sus
actos.
Por otra parte, otra mentalidad se fue solidificando en la primera mitad del
siglo XIX. Dentro de estos pensamientos se ha de destacar a Mariano Cubí.
Con este llegan las ideas frenológicas. Este concepto de frenología fue una
doctrina o planteamiento teórico desarrollado por Franz Gall a finales del
siglo XVIII. Este sistema tuvo su mayor repercusión en psicología. La base
teórica de este movimiento es la concepción de unas localizaciones
cerebrales, con unas tendencias mentales propias a ellas y una derivación
de estas en la forma del cráneo, lo que implica el establecimiento de unas
capacidades ligadas a una estructura cerebral. Tal convencimiento deriva
en el diagnóstico individual de los humanos mediante la inspección craneal,
y, por tanto, conlleva a la determinación, a través del estudio de
protuberancias o hundimientos hallados en el cráneo, de unas
características particulares a cada sujeto. El estudio prolongado de la
frenología llevaría al establecimiento de unas capacidades muy concretas, o
facultades determinantes, que eran comunes a todos los humanos y cuya
ausencia o presencia exagerada indicaban una determinada conducta. Por
tanto, la frenología tuvo una influencia en la valoración jurídica del delito.
Las exploraciones de los frenólogos hicieron deducir que el preso lleva en su
cabeza o mejor dicho en la configuración de su cráneo, la marca de su
delito, y que ella está presente, previamente como un factor innato que le
impulsa a cometer determinados actos. Hace falta destacar que estos
aspectos están inscritos en el pensamiento criminológico del italiano Cesare
Lombroso.
Los casos de aumento excesivo de la tendencia de determinados órganos
justificarían la presencia de una conducta antisocial y delictiva.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Lombroso publicó su libro L’Uomo
delinquente, el cual dio arranque a la criminología como ciencia que estudia
los aspectos causales del delito y de la escuela positivista.
Lombroso dijo que la mayoría de los criminales presentan unos rasgos
específicos (frente huidiza, capacidad craneal anormalmente grande,
cabello espeso y rizado…). Así pues, Lombroso creyó en la existencia de un
hombre criminal abocado desde el nacimiento al delito y que se asemejaba
,física y psicológicamente al salvaje, en una regresión atávica. No todos los
delincuentes sin embargo son natos, una tercera parte de la población eran
de este tipo, siendo el resto lo que él llamó delincuentes ocasionales o
pseudocriminales y delincuentes pasionales. Los criminales natos
representan un tipo ancestral del hombre del pasado primitivo, de las
primeras edades de la especie, un hombre dotado de caracteres más o
menos bestiales e inclinado, por acto natural, al delito. Estas ideas inclusive
penetran en España a finales de los años 80.
Las teorías de Rafael Salillas, aunque estén formadas en la mentalidad
positivista y lombrosiana, tiene presentes teorías sociológicas de la
criminalidad y concepciones evolucionistas que le dan su sello propio. Este
hombre escribió El delincuente español.
En Dorado el delincuente, sometido a las leyes de la causalidad, ya no es el
responsable de la acción, sino su víctima y, por tanto, necesitado de
fortalecimiento y ayuda. En lugar de aplicar pena, debería aplicarse el
tratamiento, es el momento de la prevención, en lugar de la represión.
Santamaría hizo un experimento que tuvo como objeto determinar el grado
de credibilidad que los jueces e historiadores pueden conceder a los
testigos. Para ello analizó las respuestas del recuerdo de un hecho vivido
directamente y por él provocado, en un grupo de estudiantes de Enseñanza
Secundaria y Magisterio de entre 12 y 15 años. Llegó de este modo a la
conclusión de que se pueden apreciar errores en los testimonios de estos
sujetos, que falsean un 12% cuando hablan de tamaños y direcciones y un
70% cuando hablan de colores y duraciones.
Otro experimento que se hizo en España fue el de los catalanes Eugeni
D’Ors y Lluís Torres Ullastres, que en Barcelona llevaron a cabo un estudio a
través de la presentación de viñetas que representaban el entonces nada
conocido cuente de La bella y la bestia, los resultados llevaron a la
conclusión de que debe tenerse presente que la memoria en los testigos
produce errores y que se tiende a fabular reconstruyendo los hechos. Esta
idea impulsa a estos autores a pedir cambios en el Derecho procesal y a
exigir una valoración psicológica del testimonio.
Lafora observó que la inteligencia tiene una especial importancia, puesto
que se ha evidenciado que los jóvenes de inteligencia inferior son
fácilmente inducidos a la delincuencia dado que son fácilmente
sugestionables, pues razonan poco y no pueden comprender la situación
social en la que se encuentran ni las consecuencias y sus actos, y por ello,
también son más fáciles de detener o de sorprender. En contraposición, los
delincuentes con inteligencia superior acostumbran a ser los inductores y
ejecutan sus delitos con más precaución. Lafora consideraba que la mejor
manera de eliminar la delincuencia es la prevención.
En el campo de la Psicología del testigo, de acuerdo con otros autores, Mira
opina que el testimonio de una persona depende, esencialmente, de cinco
factores: 1) del modo en cómo ha percibido el acontecimiento, 2) del modo
en cómo lo ha conservado en su memoria, 3) del modo en cómo es capaz de
evocarlo, 4) del modo cómo quiere expresarlo y 5) del modo cómo puede
expresarlo. Estos factores le llevarán al estudio de la percepción de los
,testigos, al de su memoria y al análisis de la mejor forma de recoger lo que
la buena apreciación de los testigos, por las especiales y delicadas
características que reúne la recogida de un testimonio, requiere, para Mira,
la acción de un experto con la suficiente preparación para la psicopatología.
Las técnicas utilizables para el control de la sinceridad de los declarantes las
reduce Mira, en esta época, las siguientes: prueba psicoanalítica de
Abraham Rosanoff-Jung, el detector de mentiras de Larson, el método de
expresión motriz de A. R. Luria, el suero de la verdad y la hipnosis. Estas
pruebas ayudarán a determinar la veracidad de los testimonios.
En la segunda mitad del siglo XX, la Escuela de Barcelona definió la
Psicología jurídica como una rama de la Psicología que busca aplicar los
métodos y los resultados de la Psicología Pura, y especialmente de la
experimental, a la práctica del Derecho.
Tema 2: la psicología criminal. Concepto y ámbitos
Percepción social del crimen y el castigo penal
Melossi (2000): Las actitudes hacia los delincuentes fluctúan según el
nivel socioeconómico. Así la percepción se construye a través de los
agentes sociales normativos que dan una imagen “villano-enemigo
público-moralmente repugnante”.
Estudios en Inglaterra, USA, Canadá y Cataluña: mayor
preferencia hacia las sentencias basadas en la acción comunitaria que
ingreso en prisión por la sociedad (menos punitividad de la sentencia).
Yo no puedo saber la actitud de alguien, ya que esta no es observable. Solo
los comportamientos son observables. La agresión es una conducta. La
actitud la incluyen los aspectos afectivos y los aspectos cognitivos los
cuales están relacionados con la conducta. Y estos dos términos están
relacionados con la conducta, lo que nexa que esto se genere como
conducta es la motivación.
Hay que aclarar que actitud y comportamiento no están relacionados
¿Cómo se generan las actitudes?
La percepción nace de la cultura donde nos hemos criado. La percepción se
genera a partir de las experiencias vividas. Cada uno tiene su experiencia.
El cerebro busca lo que mejor se asemeja a las ideas que tenemos.
Factores influyentes en las actitudes hacia el crimen y el castigo (I)
Género: Mattison y Mirlees-Black (2000): Los hombres consideran las
sentencias “más suaves” que las mujeres
Racial: Sin diferencias en función de la raza del perceptor
Si el respecto a la raza del criminal. Dovidio y Cols. (1997): Prejuicio racial
más elevado en hombres blancos hacia criminales negros.
, Miedo al delito: Brillon, 1998; Soria, 2008: No hay relación entre miedo al
delito y actitudes punitivas. Si se produce un cambio de comportamiento en
la persona “más temerosa”.
Tipo de acto criminal: Jocoby y Cullen (1998): La prisión es más deseada
para delincuentes violentos y crímenes sexuales.
La fantasia ens permet estructurar com ens volem mostrar a les persones,
com els altres ens veuen. Nosotros en nuestra fantasía nos podemos ver
perfectos. En la fantasía somos perfectos. Pero la perfección no existe. El
criminal vuelve a la escena del crimen porque hay dudas, ya que puede
pensar que habrá dejado alguna huella, por ejemplo. La perfección
solamente existe en la fantasía.
Factores influyentes en las actitudes hacia el crimen y el castigo (II)
Expectativas hacia el sistema penal-penitenciario:
- Kaukinen y Colavecchia (1997): Insatisfacción de las clases
sociales socioeconómicas elevadas con la capacidad del sistema
judicial para proteger a las víctimas. Los de clase baja lo
estaban más con su incapacidad para proteger los derechos
del acusado.
- Duff y Garland (1994): Actitudes más negativas si las personas
consideraban que la prisión no tenía la capacidad rehabilitadora
atribuida.
Victimización:
- Hale (1996): No existe una relación directa entre victimización y
miedo al delito.
- Mattison y Mirrlees-Black (2000): Tampoco hay relación con
actitudes más punitivas hacia el delincuente.
- Dull y Wint (1997): Si hay una relación entre la victimización y las
actitudes negativas hacia la policía y la capacidad del sistema
judicial para manejar el delito.
TEMA 3: La psicología criminal en la práctica pericial penal
Concepto de delito:
- Delito o falta son acciones u omisiones dolosas o culposas penas
por la ley. No hay pena si no hay dolo o culpabilidad o si el
acto no está recogido por la ley.
- Concepto de dolo: Acción voluntaria de una persona que incluye
dos factores:
- Factor cognitivo/ intelectivo: Conocimiento actual de los hechos,
con representación del curso de la acción desplegada y el
resultado. Ello implica valorar el significado de la propia
conducta.
- Factor volitivo: desear directamente un hecho y las consecuencias
de él derivadas.
3.1. IMPUTABILIDAD Y RESPONSABILIDAD PENAL (II)
Todo acto criminal implica una responsabilidad penal y civil.
Tipos de responsabilidad Penal:
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